A centímetros de cualquier piel bulle vertiginoso el cambio, y a Ermelinda Santos le gustaría zambullirse en él, aunque sea en parapente. Sobrevolarlo, rozarlo, oler esa adrenalina en la estela de su viento, hoy potestad de los jóvenes, es lo que desea. Le duelen los huesos, camina lento, y su vista ya no es tan buena después de la muerte de Nando, su marido. Si bien Gloria, su vecina, no encuentra razón a ese pensamiento, y ríe, y dice "-Es la vejez nena-", Ermelinda sabe que no es así. Nando era la luz de sus ojos, el catalejo y el prisma. Pero, está decidida, la decidieron los fríos silencios del mate mañanero que servía a Nando en la cama, antes de que se levante para ir a trabajar. También, sombras y enormes penumbras colgando pancartas de obligada resignación. Y, la decidieron muchas cosas más, principalmente la vida. "La vida es ciega, no sabe si alguien es viejo o joven, si ama o no ama, si llora de alegría o tristeza. En su ceguera acaricia y golpea. Y empuja, no importa si los huesos duelen o se pierda el equilibrio", pensó. La idea se le presentó clara y nítida el día que, en la verdulería, recibió un huevazo en la cara. El niño que lo había revoleado, inquieto y revoltoso, se quitó de la boca el chupetín y se lo ofreció mudamente a modo de disculpa. A pesar del gran alboroto de otros clientes y de la madre del niño, ella no dijo nada. Limpió su cara, se metió en la boca el pegajoso y salivado chupetín, pago y se fue sonriendo. Posiblemente le hubiese dolido ver los pucheritos del nene al quedarse sin el dulce.
-¿Y? Ermelinda-interrogó Gloria
-Ya decidí. Un Kiosco -
-¿Un kiosco? Estás loca. Un laburo de merda que no deja ganancia-
-No me interesan esas ganancias. El dinero del seguro de vida de Nando , más la pensión, alcanzan para vivir esta vida y otra. Quiero otra cosa. Ya tengo el nombre. Se llamará Parapente. ¡Imagina cuánto vértigo al alcance de mis manos! Dejando de lado a fieles clientes como los niños, no hay peregrino ni sabandija. Laburante o vago. Millonario o pobre. Monja o prostituta que no pase por un Kiosco…
Su Parapente, ya tiene un lugar. En la esquina norte, frente a la plaza Concepción
Continuará después de la habilitación.
-¿Y? Ermelinda-interrogó Gloria
-Ya decidí. Un Kiosco -
-¿Un kiosco? Estás loca. Un laburo de merda que no deja ganancia-
-No me interesan esas ganancias. El dinero del seguro de vida de Nando , más la pensión, alcanzan para vivir esta vida y otra. Quiero otra cosa. Ya tengo el nombre. Se llamará Parapente. ¡Imagina cuánto vértigo al alcance de mis manos! Dejando de lado a fieles clientes como los niños, no hay peregrino ni sabandija. Laburante o vago. Millonario o pobre. Monja o prostituta que no pase por un Kiosco…
Su Parapente, ya tiene un lugar. En la esquina norte, frente a la plaza Concepción
Continuará después de la habilitación.
Vo fui hijo de quiosquera (y peluquera)y sí que es vertiginoso eso de atender a toda clase de gente. Com el quiosco estaba en el barrio de la carcel venia la mujer de un preso a que mi vieja le escriba la encomienda (porque la mina no sabia escribir) y mi mamá (que me lleva 19 años) con toda su inocencia le hacia la encomienda y le escribia la carta de amor. Yo aborrecía ese tipo de clientela, porque vi como una vez la tipa se agarró de los pelos en la vereda con otra mujer y mi mamá fue a ayudar a levantarla y esta maldita la echó como si no la conociera. Vaya a saber que es lo que se estaban disputando ahí en esa trifulca (el preso seguro). Y me acuerdo que corrian los años 70, yo tenía como nueve, y vi (desde la vidirera del kiosco) como corría la gente, era gente joven (vestían pantalones acampanados, pelos largos, usaban barbas y patillas). Era que a la vuelta en la avenida Beiró los estaban cagando a palo. Y así vi gente correr ...y no estabas tú (querida abuela). Y la otra tarde ví llover (en el centro) y otra vez vi gente correr, y era la misma que corria en aquella época, pero con 40 años más encima. Y no estabas tú (querido padre). Que emoción! entender que la vida (y la memoria) de algún modo es como un "parapente", si claro. Muy buen título, muy buena imagen ubicaste, porque me disparaste aquella vivencia que yo casi tenia olvidada por completo. Lilian, como dijo Grace, los creativos estan para despertar la fantasía (y la vivencia de los mortales) y cuando la palabra llega hasta la fila de neuronas que custodia la puerta de la memoria, surge "el vertigo". Felicidades lilian, me transportaste a mi niñez, al kiosco, a la nona, a las figuritas.
ResponderEliminarGracias Deleted.
ResponderEliminar¡Qué bueno! Es que la araña de nuestro cerebro, es rara, muchas veces muy perezosa aunque la red vibre anunciando alimento o peligro. Por ahí le gustan los alimentos más inverosímiles.
Tu recuerdo me trajo otros recuerdos (nada que ver con un Kiosco. Sí con una verdulería)
Un abrazo
Muy bello, Lilian.
ResponderEliminarGreis desde Anonimalandia
Ahora que lo mencionas Lili... mira como es la mente. LA VERDULERIA. Corría el año 1974 y estaba yo con mi abuela una mañana en la verdulería que estaba justo enfrente de la ochava de Av. Gral. Y Lope de Vega (ya del lado de Pcia). Vimos algo realmente siniestro, la comisaría ubicada ahí estaba llena de agujeros de bala de metralletas y más (nunca lo olvidare). Podría decir que había “miles” (así quedó hasta su restauración que se hizo apenas subió Alfonsin). Dijeron (vecinos y el verdulero) que por la noche sintieron un largo rato un ratateo y explosiones, que bajaron de una camioneta verde un grupo de personas y ametrallaron, tiraron granadas , entraron y se llevaron armas. Los policías allí adentro (masacrados de modo cobarde) tendrían flia verdad? Como dice la canción, todo está guardado en la memoria… Mi memoria infantil. Ahora los “señores” que hicieron eso (algunos se han arrepentidos obviamente, hay quien me dijo un día …que pendejos que fuimos) pretenderían darme una lección de “futuro”. Imbéciles!! Quien tenga el dato podrá corroborar que no miento. Soy un simple ciudadano. Yo tb quedé herido. En este país (de una manera u otra) nos pegaron “a todos”. Y no pido resarcimiento psíquico. Imbéciles moralistas (todos).
ResponderEliminarP/D: Sorry …me compré un ventilador nuevo con frio calor y lo estoy probando.
LA TELA DE ARAÑA ...si la tocas, sale la araña.
ResponderEliminar¿ Achachacha? ¡ Cha, cha, chá! Deleted
ResponderEliminar¡Neuronas espejos! Araña gplda golda
Lo que recordé de la verdulería, es truculento también. Pero, absolutamente diferente: Corrían los años setenta y pico. La mamá de una compañera de estudios, verdulera ella, de nacionalidad española, contaba que vivían en el campo sobre los corrales de los animales, que para que un médico los visite debían esperar días y días, que para parir estaba la comadrona y, que tampoco vivía cerca. Que cuando nació su hijo (supongo que el mayor) una retracción de útero no le permitió expulsar la placenta, entonces la comadrona le ató el cordón umbilical al dedo gordo del pie, con el cual debía dar tironcitos a cada rato para lograr expulsarla (hasta que llegara el médico sino)…y la encontrara muerta o la salvara.
Con respecto a “los ejemplos y la moralidad o las moralidades” podría decir mucho, pero me quedo en esto:” Hasta hace poco, hemos festejado con algarabía y fe nuestra evolución a costa del genocidio de indios, reales y verdaderos dueños de la tierra “…
Un abrazo
¡Lili! qué alegría verte por aquí, sobre todo leerte. Yo me ausenté un tiempo también, porque estuve muy complicada.
ResponderEliminarAhora sí, al Kiosco. ¡Buenísisimoooooooooooo!
Creo que nos has hecho volver a la infancia de una dulce manera, aunque aún sigamos comprándonos alguna cosilla en lo De Ermelinda. Porque ese, es un lugar muy particular.
Besos,
Ali :)
Hola Lili, ¡Qué buena idea! Me encantó.
ResponderEliminarBesos y avanti!
Gra
Buenísimo lo del Kiosco Liliana. Buen comienzo, me gustó mucho.
ResponderEliminarUn bf.
Iris.