lunes, 11 de julio de 2011

La sombra del blanco ( Capítulo Uno)

Ana Art pide unos segundos más antes de ser introducida en la cápsula. Pero no se trata de un atisbo de debilidad lo que la lleva a hacer detener el complejo mecanismo del laboratorio subterráneo de la fundación. Desliza su índice por el párpado inferior izquierdo y oculta la última lágrima que se juró dejar en libertad. Tiene dos motivos encriptados en su corazón de madre para someterse a la máxima prueba”. La memoria de sus dos hijos es como una gran turbina que ha empezado a girar lentamente y que poco a poco… ▬ ¡Boudica! ▬gritó ▬, aunque nadie escuchó.

Boudica, tenía absolutamente claro cuál era su misión. Pero en un territorio inasible a la mirada, hostil al conocimiento y estéril al deseo profundo de gran victoria., necesitaría ayuda. Los gemelos isómeros Dion y Amatista, serían los aliados adecuados para el efectivo cumplimiento del objetivo. A pesar del aspecto aniñado y frágil, los gemelos manifestaban ser exquisitos cazadores. Cazadores de oficio, con todo lo asombroso y escabroso que implicaba ese hecho.

En ese lugar, en ese mundo, el tiempo no existía. Y si existía, era imposible calcularlo. Todo era inestable, extraño, impredecible. Intermitentes tormentas eléctricas creaban la sensación del día y, profundas oscuridades pobladas con perversas criaturas depredadoras, marcaban supuestas noches. Los REM eran las criaturas más perversas y crueles de esas noches. Con pesado andar metálico trituraban a su paso lo que existiese a su alcance. Solo el refugio los protegía de esas bestias apocalípticas. Alguna que otra vez, cuando las noches no eran tan densas, Boudica pudo observarlos. Eran tan invisibles y devastadores como viento huracanado, con esa incomprensible dualidad de lo etéreo develado en formas que son aberrantes por no ser propias. El aquelarre producía desenfrenadas estampidas que hacían temblar hasta el punto más recóndito de ese universo

Construyeron el refugio, por seguridad, lejos de las redes comunicacionales, lo que dificultaba maniobras y traslados. Tenía una extraña forma acaracolada-símil una oreja- con tres ápices largos y finos en la parte superior que parecían herméticamente cerrados, sin embargo eran los ojos del refugio: Tubos operculados con fibras especiales que emitían fotones. Permitían una visión del exterior en 360°, perfecta y vívida. Los fotones eran recibidos por la materia exterior que de inmediato los volvía a emitir hacia el refugio, causando una reflexión fractal pixelada, hasta el máximo horizonte. Una nítida copia de la realidad- dirigida-, que opacaba cualquier plano

Tres entradas falsas presidían a la correcta abroquelada con tres pesadas puertas. En su interior, una larga y laberíntica caverna, escondía la sala de reunión, tres habitaciones y un santuario, al que solo podía acceder Boudica ,

La noche cayó inesperada y densa como brea líquida. Dion y Amatista aún no habían llegado y un tonto sentimiento de abandono crecía en ella con el mismo ímpetu de la duda cotidiana. ▬<< ¿Volverían esta vez?>>▬, se preguntaba. El peligro no solo anidaba fuera de refugio. Dos hechos postreros habían llamado su atención y obligado a estar alerta: La mirada gélida e impersonal de los gemelos poseía un reflejo distinto, un brillo que antes no existía. Luego, la urgente pregunta de Amatista “¿Cuándo terminará todo esto?”.

▬<< Debo estar atenta >>▬ se dijo. Luego de trabar la última puerta del refugio, despidió el recelo por la boca en una quejosa y entrecortada exhalación-. ▬<< Difícil arrancarlo de las entrañas>> ▬pensó. Su cuerpo retrucó la acción, con un vertiginoso espasmo que la estaqueó a la pared convirtiéndola en fácil blanco para las filosas flechas de la memoria. Mordió sus labios fuertemente. Tan fuerte que un hilo de sangre brotó inmediatamente, distrayéndola. En ese tiempo y en ese lugar, Boudica sabía que no habría más recuerdos que el de su nombre. Todo lo valorado y lo perdido estaba hecho carne en ella. Pasado, presente y futuro eran un todo en su sangre.

La oscuridad era total, pero Boudica en ella se movía como gato. Había nacido para estar en las sombras. Eran ellas, absurdamente, sus victorias más preciadas aunque fuesen infierno y desazón. Caminó unos pasos por el salón circular y se perdió por un túnel lateral que conducía a las habitaciones.

No muy lejos de allí, Dion y Amatista corren. Ese era su trabajo: cazar, confundir, huir. Amatista ya no sentía satisfacción en ello. Una rara sensación desconocida la estaba poseyendo. Lo que antes era claro y preciso, se había convertido en un peso oscuro y confuso que le quitaba efectividad. Dion cargaba en su mochila el botín y no parecía sentir lo mismo . De algún modo supo que Dion daría la vida antes de entregar lo que guardaba en la mochila

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8 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Una experiencia plutónica. Exquisito relato Lilian. eres buena. yuuuuu yuuuuu...
    La reina guerrera de los Icenos debe mutar para cumplir su misión y salvar la "especie". God!

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  3. Lilian, excelente ciencia ficción y me muero por saber cómo sigue. Me encantó.
    Cariños
    Gra

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  4. Deliciosa avanzada que me recuerda obviamente al juego del gato y el ratón, y de la que quiero saber más. PK Dick? C. Smith? F. Herbert? Hmmmmm! Hmmmmmmm!!! :)

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  5. Cuando leí por encima "Boudica", pensé en la reina celta. ¡Y te me descolgaste con un relato de ciencia ficción! ¡Muy bueno, Lilian!
    Gracias
    Greis

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  6. Greis
    Le di ese nombre en honor a la reina Boudica o Bodicea, convertida en bravo soldado
    Besos

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  7. Sí, lo sé, tengo una novela con su vida :)
    Bueno, ponete las pilas con el capítulo dos! :)

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  8. Mmmm, Lilian, ¿vidas pasadas?, ¿vidas futuras?. Madres e hijos que sienten como sentimos pero en una realidad diferente, me encanta. Y eso que la ciencia ficción no es lo que más me gusta... pero Avatar me conmocionó...
    Bueno, bueno, espero impaciente próximo capítulo.
    ¡Gracias!
    Ale.

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