Cuando los periodistas le preguntan por cualquier tema, una nueva película, el cambio de look o el nacimiento de su hijito, al final del reportaje ella no duda en insertar el bocadillo “Un cariñoso saludo a todo mi pueblo, que los quiero y no los olvido”.
Confieso, en nombre de casi todos, que no nos gusta que se refiera así a esta ciudad que la vio nacer, aunque entendemos que viviendo en esa urbe fabulosa, Pampa del Chañar le parezca un pueblo…hasta de morondanga, podríamos decir.
De manera que nos pareció una buena idea, cuando un tornado no dejó ladrillo en pie y organizamos un Festival Benéfico para los Damnificados, que el intendente la invitara para que fuera la Maestra de Ceremonias.
La Asamblea por la Reconstrucción rugió de alegría al momento de conocerse la noticia: Ella, una figura pública, farandulesca y popular no había dudado en aceptar derrochando palabras de solidaridad que chorreaban mieles de nostalgia.
Ese día estábamos todos, muy cholulos, enloquecidos por verla de carne, hueso y siliconas pisar su tierra prometida pero más aún porque ella nos viera, nos reconociera y saludara. Un hola doña Paca, qué bien que estás Alicia, pero que casi ni te conozco Chicho de grande que estás, como cualquier pariente que hace mucho tiempo que no se digna a visitarnos.
De manera que cuando bajó del autazo toda de rojo, impactante, deslumbrante, brillante y sonriente, nos avalanzamos al grito casi sagrado de ¡Ne-ri-na! ¡Ne-ri-na! ¡Ne-ri-na! Ella levantó una mano para abarcarnos en el abrazo mientras con la otra se golpeaba el corazón.
No miró a nadie a los ojos ni habló con ninguno en particular, tal vez, pienso yo, preocupada por no caerse de esos preciosos zapatos con quince centímetros de taco. Por más que esté acostumbrada a hacer equilibrio no es fácil caminar por nuestras calles, todavía llenas de escombros, así que desilusionados pero comprensivos, la dejamos entrar en el hotel.
Nos desperdigamos como hormigas a las que le han pisado el hormiguero y nos fuimos al club “Amores de Pampa del Chañar” a prepararlo para la gran fiesta, con globos, guirnaldas y flores donadas por las ciudades vecinas. Constatamos el sistema de sonido para que la actuación de chicos y grandes se escuchara perfectamente, los grupos folclóricos, los de rock, las poesías amorosas en la voz grave y querendona de su autora, Felisa, pero sobre todo las palabras de la Maestra de Ceremonias, nuestra Nerina.
Que si vamos al caso, no sé por qué nadie le dijo Nélida, si supongo que así se llama todavía.
Cerca de las cinco de la tarde estábamos barriendo los pedacitos de cable que el desaprensivo Carlitos había desparramado por todo el piso del salón, cuando llegó el intendente con lo que se dice la “cara demudada”.
Se nos aceleró el corazón a los que todavía corríamos con los arreglos finales porque, ojo, hacía poco que había salido de un infarto postornado y otro no se lo iba a bancar.
Sin mucho preámbulo nos comunicó que Nerina nos cobraba…no voy a decir la cifra exorbitante para nosotros, que fue la palabra que usó Pietranera en la radio, porque la Afip se le iría encima y no queremos perjudicarla.
Ahí los demudados fuimos todos.
Hubo diferentes reacciones, lo que se enojaron y dijeron que había que mandarla a la mierda directamente, los que también se enojaron y opinaron que era una desubicada pero no había más remedio que ponerse con la guita porque ya había colas de seis cuadras para entrar y los que no atinaron a nada y nunca supimos qué pensaban.
Había que tomar una decisión, así que resolvimos por los de la Comisión que se habían ido a bañar y llegado el momento, Nerina presentó todos los números con esa naturalidad que da la experiencia y la solvencia propiamente dicha.
El intendente le dio el cheque cuando se bajó del tablón, ella se metió volando en el auto junto con sus guardaespaldas y salió como chumbo para Buenos Aires.
A mí se me soltó la cadena y le grité: ¡La puta que te parió, Nerina, los giles pagaron entrada y donaron fideos para que, al final, a los damnificados les demos dos mangos con cincuenta!
Y no la miré más por televisión.
13/07/2011
¡Qué creul y auténtico cuento, Lulú! Olvidarse del pasado, del lugar que te vió crecer debe ser fácil para esa clase de ¿personas?.
ResponderEliminarMe encantó.
Besos
Gra
Sos maravillosa Lulucita, hasta en la escritura:))
ResponderEliminarCada vez que te leo, quiero más y más y más
Brota admiración de mi cuerpo...
Super cuento
¡¡ Y como habla ese cuento!!!
Un inmenso abrazo
"Ese día estábamos todos, muy cholulos, enloquecidos por verla de carne, hueso y siliconas pisar su tierra prometida" Me mató esa frase, Lulu!
ResponderEliminar¡Excelente historia!
Greis
Nooo! Yo tampoco la veo más en televisión después de esto.
ResponderEliminarCariños enormes, Lulu. Divino tu cuento.
Ale
El estrellato se hizo para aquellos que estan preparados para el "desapego". No me estraña que esta Srita ae haya manejado como si fuera una divinidad. De la energía del término utilizado surge su sentimiento, en el fondo odia la condición de todo aquello que es anonido y currutaco. Por algo se las pico (en búsca de algo más inttenso). Más de una noche (y aun durante el despertar) habrá soñado y anhelado salirse de ese poblado. Exelente modo de contar la desazón desde tu corazón casto. Me fue ameno y divertido leete Lulú.
ResponderEliminarFlor de personaje la Nerinita. Aunque los verdaderos personajes, los más interesantes, son quienes esperan recibir a un ídolo para despedir un producto de marketing. Me robaste una carcajada con el remate y luego una buena meditación. :)
ResponderEliminar