El colorcito ocre otoño de la plaza Concepción, fascina a Ermelinda de tal manera que siente sus pies despegar del piso. Y vuela, como esas hojas que desean de la brisa la última caricia, antes de acostarse en la tierra y dormir el sueño eterno del retorno. Y vuela para espiar los nidos descobijados, y vuela a secar las lágrimas de las ramas que van quedando desnudas.
Ese caos tan perfecto de consumaciones, la perfuma del cítrico esperanza cuando su cuerpo se desvirtúa en el nudo de una corteza de lapacho-gallo de primavera-que le permite alimentase de su esencia
Nada es objeto o cosa en este estado, todo es alma, espíritu, sinfonía, rezo de resurrección
El rojizo del ocaso, coloca a sus pies el último ocre de esa hoja que quiere morir junto a ella. La despide con el largo velo escarchado de la noche asomada.
▬Ermelinda ¿Y parapente?
▬ Hoy viajé con él
Bellísimo. Cuánta poesía, me super gustó Liliana.
ResponderEliminarUn bf.
Iris.
Mencantó, Lilian. Viene muy poético el Parapente... para dejar volar la imaginación! :)
ResponderEliminarGreis