Mis hermanos y yo junto a nuestra mascota un perro de raza indefinida al que llamábamos Batuque, jugábamos bajo los frondosos árboles, curiosos e inquietos, el tejido que circundaba el terreno del patio de la casona de mis padres nos protegía de los peligros de la calle, mirábamos asombrados el ruidoso bullicio de los automóviles, saludando a la gente que transitaba por las veredas.
Adolescentes revoltosos, discutíamos tardes entera trenzados en furiosos partidos de fútbol en el enorme patio, los chicos del barrio prendidos al tejido nos incitaban desde la calle ansiando participar.
En un tramo crecía una incontrolable enredadera de madreselvas, aromatizando con suave dulzor todo el entorno
En ese oscuro rincón, emocionado, con un coraje que no se de donde saqué, la sorprendí una tardecita y apoyando las manos en el cerco la contuve en mis trémulos brazos, fue el primer beso que le robé a mi dulce y ruborosa María Rosa. Esa pequeña y privada selva en miniatura guardó celosamente nuestro primer secreto de amor
Después fueron nuestros hijos y al pasar de los años nuestros nietos los que cumplieron el ritual de disfrutar del patio y de la sombra de los añosos árboles.
Hoy María Rosa y yo caminamos despacio por esos senderos que trajinamos durante tantos años, la añosa madreselva sigue regalándonos su aroma de nostalgias, el vallado de tejido ahora es solo un retazo pequeño,con temblorosas manos nos asimos a su oxidada malla, desovillemos el carretel de los recuerdos y asombrados como la primera vez miremos el loco bullir de la calle…
Preciosa historia de barrio, a la que no le falta ni el primer beso de amor. Dulce y perfumada, así es tu historia, Teresita. Cariños.
ResponderEliminarBella sucesión de cuadros de la parábola de una vida. Muy tierno y encantador, Teresita.
ResponderEliminarCariños.
Rolando
Una ternura, Teresita, como el primer beso en esa pequeña selva que los sigue cobijando.
ResponderEliminarMe gustó mucho
Besos
Lulú
Una historia simple inundada de amor. Como a mi me gustan. Hermosa Teresita.
ResponderEliminarUn bf.
Iris.
Pequeña selva, gran amor... Y fructífero y largo como la vegetación,
ResponderEliminar¡Muy bonito!
Un beso,
Celia,
Seguro que la causa de ese coraje, fue María Rosa, y, también el aroma de las madreselvas, dulce, como este cuento Teresita.
ResponderEliminarUn beso,
Adela