martes, 1 de marzo de 2011

UN GAUCHO MALO - C/José Luis.


Don Hilario se sentó con su mate amargo y el abrigo de su poncho, en la rueda de amigos que le pedían que contara alguna experiencia vivida. Bonachón, el paisano accedió gustoso.
Esta historia me pertenece, ya que le pasó a mi mesmísima persona, y yo soy mi único testigo de lo ocurrido, pero es la purísima verdá, como que me llamo Don Hilario Gómez. Aún hoy se me paran los pelos cuando lo recuerdo.


Era un atardecer de pleno invierno, yo iba con el camión por el camino llano que lleva al pueblo, como toditos los días. Tranquilo, ya que oscurece más temprano con los fríos y no quería matar ningún bicho que se me cruzara de mientras no saliera de la solitaria Pampa. De pronto y sin aviso, se me atraviesa una potente luz, justito delante de mi viejo camión. Paré ahicito nomás y me quedé duro mirando. La extraña luz era tan fuerte que alumbraba todo el camino por delante y por detrás. No me animé a bajar y me quedé todito el tiempo allí pa observarla bien. Después me enteré que se la nombraba “La luz mala”, debió de ser por el susto que recibía uno cuando la veia, en el medio del campo y sin un ánima bendita cerca. Al día siguiente, ya precavido, cuando llegué al lugar me paré de golpe – por supuesto sin bajarme del camión – qué les viá contar, ella me esperaba, se encendió con más fuerza entuavía y yo no me le achiqué. Le pregunté qué quería de mí. Le dije que me hablara, qué era lo que más quería saber. No me contestó. Pero nos hicimos amigos. Yo atracaba mi camión y me ponía a conversarle, a contarle mis penurias. Hasta que un día, venía yo medio chispiau, un trago de vino tinto, por el frío ¿vio? cuando justito en el lugar en que aparecía “mi luz buena” – ya le había cambiado el nombre – se presenta ante mis propios ojos, una luminosidad fosforescente que me ciega, entonces sí que me asusté, les puedo asegurar por mi tata, que en cuantito la vi supe que no era la mesma, algo había cambiado, creo que el calor que desprendían sus rayos. Sentí que me quemaba vivo. Entonces no lo pensé más, me subí al camión y entré a correr, correr y correr acelerando a cuarenta, forzando al pobrecito con sus ruedas gastadas y no acostumbrado a tanta velocida .
No me detuve hasta llegar a mi rancho, y al abrazo calentito de mi china, que me esperaba a la luz del farol, luz conocida y amiga no como aquella.

Se que le prometí a la Jacinta que no volvería a pasar por ese camino, pero no se. A veces me vienen ganas de salirle al encuentro y esta vez si que no sería igual. De verla de nuevo ya sabría con quién me topo, y no hay ánima que me asuste ni me acorrale pué.
Esta vez nada ni naides me pararía, juntaría coraje y la enfrentaría pa preguntarle que anda queriendo de mí, que me deje tranquilo de lo contrario no respondo por lo que pudiera sucederle. Créanme que lo haría. Lo juro, como que me llamo Don Hilario Gómez. Un gaucho que llegado el caso puede ser más malo que la tan mentada “Luz mala”.



Iris.

7 comentarios:

  1. No sé si tendría que ver en el cambio de luz el hecho de ir un poco "chispiau", pero me da que don Hilario se parece más a la luz buena que a la mala y que es un alma bendita y un poco cagueta, ja, ja, ja,
    Eso sí, contando historias no tiene rival. Las cuenta mejor que tú, que ya es decir...

    Mucho, mucho me ha gustado el relato de este caballero, que lo es aunque cabalgue un camión...tan manso...

    Celia,

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  2. Ese gauchazo me hace recordar aquel que una noche, sintiendo ruidos y viendo movimientos en los yuyos alrededor de su rancho preguntó: "Ánima que andás penando/ por estos campos de Dios/¿querrás decirme tal vez/qué es lo que andas buscando?", a lo que una voz le respondió con cierta expresión forzada:
    "¡PAPEL!".
    Te salió redondito redontido, Iris. Me encantó "por demá". Lo has escrito como una experta relatora costumbrista. ¡Felicitaciones!
    Un beso.

    Rolan

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  3. Pero no, Don Hilario, qué va a hacer usted contra la luz mala, ¡nada! Si se nota que es guapo de palabra, nomás! Por eso sigue haciéndole caso a su mujer...
    Un personaje muy querible el tuyo, Iris, en un cuento precioso y muy bien escrito, con lenguaje de campo. ¡Me encantó!
    Me siento desilusionada, nunca un ovni, nunca una luz mala, qué poca experiencia de vida la mía.
    Besotes
    Lulú

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  4. Iris, ¡qué buen cuento! Don Hilario me dejó una sonrisa, mientras va por la luz buena-mala. En fin, parece que el paisano es desafiante, aunque da la impresión que hasta por ahí nomás. ¡Ja!
    Beso,
    Ali Nuri.

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  5. Hilario con su forma de decir tan de tierra adentro, con esa pureza llana que sólo de nota en la gente del campo. Me encantó Iris tu Hilario con sus luces, y su china, y su camión y su entorno.

    Un beso,

    Adela

    Adela

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  6. Con las ganas que tengo de ver alguna cosa rara en el campo, y justo le viene a tocar al buenazo de don Hilario, menos mal que tiene corazón "juerte" y una china como la Jacinta, que si no... Me encantó, Iris, fue muy lindo sonreir con tu cuento. Un abrazo

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  7. ¡Es amoroso tu Hilario, Iris!Lo hacés decir tan creible y tierno que es un gusto y, por momentos me provocó una sonrisa como el chico que pregunta:"Quién está detrás de la pueta" con voz de malo. ¡Brilla el relato y su voz mucho más que la luz mala!
    Un beso grandote,
    Ale

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