azul profundo
me lleva a su seno
profundo e impiadoso
dulce y sereno
oscuro y frío
una caída lenta
sin freno
un viaje interminable
hasta el fondo
yaceré en la arena
de la que salí
hace años
dormiré a pesar
de los besos inquietos de los peces
que me dan su último amor
y seré carne de gusanos
limpiadores
hasta que mi esqueleto
descanse sin tiempo
y sin dioses
la nada merecida
en burdas letras
macha
cadas
Si tu poema no tuviese título, hubiese pensado al leerlo "Y ahora, el mar". No por nada, no porque tenga dotes adivinatorias...Simplemente porque leí tu poema "Felicidad" y si en aquél fue la tierra la que otorgaba- apacible y devoradora- ese sentimiento, ahora es el mar.
ResponderEliminarConsidero ambos poemas parte de un todo y me pregunto si después vendrá el viento, o vendrá el fuego...
Un beso,
Celia,
Cómo atrapa este poema, al menos a mí porque el mar me hipnotiza. Precioso!
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