domingo, 28 de agosto de 2011

La vida es redonda.

Matías corrió a la orilla a buscar la pelota después del último gol. Sus amigos del balneario de Santa Teresita lo apuraron con un grito mientras alzaban las ojotas que habían delimitado la cancha. El atardecer se había convertido en noche demasiado rápido y Matías demoró en distinguir aquello que asomaba entre los caracoles y había detenido a la pelota. Gritó a sus amigos ya arrodillado y escarbando para desenterrarlo.

Los cuatro chicos discutían en el comedor de Matías cómo sacar el corcho de esa botella, sin romperla, y poder leer lo que parecía un papel enrollado en su interior. Hacían conjeturas sobre algún náufrago en una isla desierta pidiendo auxilio o en una broma que, entonces, les quitaría la ilusión de aquel misterio. Decidieron romperla en el patio y Matías se convirtió en el propietario de un tesoro: un mensaje escrito en el año 1960 que, increíblemente se había conservado dentro de esa botella durante cincuenta años. Se sintieron arqueólogos. Acababan de ser protagonistas de un hallazgo prehistórico.

―¡Abuelo, te buscan en facebook!

―¿A mí?

―Acá, abuelo. En la compu, en Facebook. Recibí un mensaje. Alguien envió un mensaje a todos los que nos llamamos Tedesco. Pregunta si tengo algún pariente llamado Pablo Tedesco.

―A ver, mostrame Pablito. Y por qué me va a estar buscando a mí si yo no tengo computadora.

―Porque es así, abuelo. Si alguien quiere contactarse con algún amigo de hace mucho tiempo, lo busca por Facebook. ¿Ves? Acá ponés el nombre y el apellido del que buscás, te sale toda una lista y vas viendo quién puede ser. Si lo reconocés en la foto o por los datos del perfil le pedís una solicitud de amistad.

―¿Cómo del perfil?

―Cuándo naciste, a qué escuela fuiste, de qué ciudad sos, dónde vivís ahora…

―¡Ah! Pero si yo no escribí ningún perfil.

―Por eso, abuelo. Manda un mensaje a todos los que nos llamamos Tedesco a ver si alguien te conoce. Mirá, te leo: “Estoy buscando a Pablo Tedesco. Debe tener alrededor de setenta años. Sus padres viajaron desde Italia a la República Argentina cuando él tenía tres años. Se instalaron en un barrio llamado La Boca de la ciudad de Buenos Aires. Encontré una botella con un mensaje que tiró al Río de la Plata contando que quería ser pintor como Benito Quinquela Martín. Me llamo Matías, tengo nueve años y mi mamá me dejó publicar esta búsqueda. Si lo conocés, avisame”.

¿Y, abuelo? ¿Qué le contesto?

En la casa de su hija había muchos de sus cuadros. Casi todos óleos de Caminito y del puente sobre el Riachuelo, algunas acuarelas de viejas épocas y dos témperas de barcos anclados. Los recibiría allí porque su casa, impregnada con olor a trementina, era pequeña y las telas se amontonaban apoyadas sobre los zócalos en un desorden que sólo él comprendía. Su hija le repetía: “Es un lugar para pintar, no para vivir, papá”, y aunque siempre había hecho oídos sordos, en esa ocasión aceptó: se trataba de un acontecimiento que lo había mantenido conmovido desde hacía varios días.

Matías viajaría con su mamá y sus tres amigos para conocerlo ese fin de semana largo. Llegarían durante la tarde y era tal el revuelo por los preparativos que salió a la vereda a esperarlos solo.

Siempre había elegido alejarse del bullicio, ir a su ritmo, aquietarse y encontrar en su propia voz las respuestas.

Recordó el mediodía en el que sus pocos años lo hicieron asociar la vida con la nada. Su vocación y su deseo de aprender a pintar le habían costado una paliza de su padre y los ruegos de su madre para que sentara cabeza. Lloró a escondidas, eligió quedarse a solas y, sin pensarlo llegó con su bicicleta al estudio del Maestro. No supo cómo hablarle, le dio vergüenza. Luego, la impotencia lo sorprendió con la vista sobrevolando el río. Por ese río había llegado hacía quince años y ese era el río que quería pintar. Era su pasión y su obsesión. La tristeza lo impulsó a escribir en un papel tomado al azar y, como un juego, quiso contarle su dolor a un desconocido. Lo consoló compartir su deseo y su frustración con ese amigo manso y marrón al que arrojó la botella que contenía el mensaje. El riachuelo la fue alejando en un ir y venir pausados, se tomó su tiempo, lento y silencioso, igual que él.

NO MIRES

Las dos parejas, caminaban por el muelle que extendía unos metros la playa, sobre el agua. El viento, humedecido de sal los impregnaba de mar en cada beso, que lograban robarse. La luna, redonda y plena, iluminaba la romántica escena.

Él, hombre de avanzada edad. Ella, jovencísima

Ella, mujer madura. Él, mucho más joven

La carcajada al unísono de una de ellas, llamó la atención de la otra.

Se observaron. Cruzaron miradas.

Él, murmuró espantado a su joven amante: “¡Mira la vieja con el pendejo! ¡Qué espanto!

Ella, miró de reojo, y susurró a su joven amante: “¡Pobres herederos, del viejo! ¡Qué zorra!

sábado, 27 de agosto de 2011

LOS MENDIGOS




Los mendigos
Alejandro Luque

Eplaneta había cambiado profundamente. Las especulaciones en las bolsas del mundo habían logrado enriquecer a unos pocos sin hacer nada, pero al fin el débito pudo con todos: tanta deuda se había creado para satisfacer el ansia de tener, de poseer, de más y más, que el mismo sistema terminó dando una convulsión y se cayó, sin penas ni gloria. Todos pensamos entonces que el tan mentado fin del mundo había llegado, sobre todo porque el último estertor del sistema económico global aconteció a fines de 2012, cuando las reservas en oro de los estados más poderosos anunciaron su colapso y su incapacidad de hacer frente a tanto dinero inexistente.

Y dejamos de consumir. Las industrias y los grandes transportes cayeron como castillos de cartas. El hambre nos tocó a todos y ahí nos dimos cuenta del horror que habían sufrido aquellos desheredados de África que se morían como moscas en campos de refugiados. Al mismo tiempo desapareció la novedad inmediata, el capricho de las noticias en tiempo real que supo desinformarnos durante décadas. Los políticos y gerentes de las soberanías se esfumaron en el silencio, y todos supimos entonces que nunca estuvieron preparados para la adversidad de sus posiciones. El poco petróleo que quedaba en las tripas del planeta descansaba finalmente en paz a falta de combustible y operarios, y el hombre lobo que todos esperábamos (ése que nos habían convencido las incontables series norteamericanas de anticipación que habría de surgir) nunca se manifestó. Unos menos mal que otros, todos estábamos expectantes de que algo pasara, como siempre.

Pero nada pasó, excepto que el hambre y la necesidad nos azotaron como un mazazo en nuestras cabezas. Con el paso de las semanas y los meses intentamos organizarnos sobre las bases conocidas, pero a cada organización sobrevenía de forma ineluctable el fracaso. Nuestras diferencias y capacidades de aceptación se hicieron cada vez más infranqueables. De hecho, y diría que como único acuerdo posible, cada vez que algún líder se manifestaba una horda de arengados espontáneos se encargaba de eliminarlo, de enrazarlo. Las familias se separaban ya no por falta de sentimientos sino por necesidad de sobrevivir. Y esa supervivencia no respetaba ni religiones ni morales heredadas. En poco tiempo comenzamos a darnos cuenta de que la trillada idea de juntos somos más fuertes era una excusa más de quienes pretenden controlarnos para contenernos en la adversidad que se retroalimenta. Abandonamos los dioses justicieros y prometedores que mucho tenían que ver con la hecatombe. Dejamos de creer en promesas que no tuvieran una factura inmediata. De hecho, dejamos de creer en el futuro porque nos dimos cuenta de que no existía.

El tiempo del reloj también nos había abandonado. Todo se convirtió en día y noche, frío o calor, sequedad o lluvias. Y no es que no hiciéramos nada; al contrario, ese tiempo de horas y minutos que tanto solíamos contar y que ya no existía se había convertido en espacio y energía que debíamos saber aprovechar de forma vital. Si era tarde para muchas cosas, la tardanza y la espera dejaron de tener sentido. Las inmediateces que tanto nos habían dividido y diversificado, por las que habíamos perdido nuestras almas, dejaron lugar a los intervalos de posibilidad sin obstáculos. No obstante tuvimos que reaprender el valor del tiempo real, fuimos obligados a escuchar los relojes internos y a leer las agujas de la naturaleza que nos resultó más que nunca extraña e incomprensible… pero también intransigente. Si bien se nos había acabado la vieja necedad, tuvimos que aprender a someternos a las leyes del tiempo que no le pertenecen a nadie.     

Dejamos de leer porque a la luz había que utilizarla para subsistir, y en la oscuridad que nos abrigaba descansábamos. Abandonamos el romanticismo por praxis y nos volvimos lo que siempre fuimos en el fondo: solitarios que comparten por un instante sus soledades para seguir el camino. Volvimos a estirar el cuello para asombrarnos de las estrellas, pero esta vez no les adjudicamos nombres ni formas que las unieran. Tampoco dejamos que otra abstracción les quitara sus realidades incomprensibles. Dejamos que nos llovieran y arreciaran todas las inclemencias del planeta, y nos permitimos que el aliento de progresar nos abandonara. No volvimos a enterrar a nuestros muertos porque aprendimos que sus cuerpos no nos pertenecían; de hecho, dejaron de ser nuestros.

Nos volvimos muy austeros con la palabra. No hacía falta comentar lo que veíamos del otro y lo otro frente a nuestros ojos. Sin volvernos las bestias que seguramente éramos en el fondo, nos permitíamos el roce, la caricia simple, el hombro desnudo, y la piel así de simple. El abuso, como idea y concepto, desaparecieron. También las falsas diferencias que siempre pretendieron enmarcar nuestros géneros. Estábamos todos solos por igual. Estábamos todos abandonados por igual. Nos habíamos abandonado hacía mucho tiempo con mentiras y justificaciones. Habíamos perdido mucho el tiempo que hubiese posibilitado reunirnos e igualarnos. Pero ya era tarde para volver atrás.

Aprendimos a cazar y a cosechar para alimentarnos. La naturaleza cobró para nosotros un respeto que habíamos perdido y huimos de las corazas que supimos prodigarle. Nos convertimos en presa y predador en términos iguales y logramos un equilibrio impensado tiempo atrás. Perdimos nuestros egos como se pierden los dientes de leche: uno a uno e inexorablemente. Abandonamos esa pretensión de domar el fuego y nos sometimos a la voluntad de los elementos.

En realidad, cuando lo pienso en función de la vida que llevábamos antes, nos veo como mendigos, seres humanos sin techo y sin futuro, sin asistencia y sin poder contar con nadie, esparcidos en los nichos que quedaron y avasallados por una realidad que nos sobrepasa. Hay entre nosotros aquellos que se recuestan en un rincón y allí se quedan. Hay otros que no dejan de errar como fantasmas por los mismos lugares. Hay muchos que desaparecen sin que nadie sepa cómo o por qué, y hay resto que subsiste a su manera.

Y aquí y ahora estoy yo, revolviendo desesperado algo así como un tacho de basura, un agujero olvidado. Un espacio de cemento que hace tiempo el rigor salvaje de las hiedras y los eucaliptos comenzara a desgranar. Un símbolo del olvido inexorable que huele a papel y a tinta y que me recuerda lo mejor de otra época, lo mejor de mí, lo mejor que ha perdido el hombre: la lectura.  

OBLIVION

"Obelisco at nigh" foto de Frans Swaalf

oblivion
Alejandro luque


tránsito mental de buenos aires hora cero y humedad cien por ciento
cuando los semáforos en la aturdidora cabezaciudad funcionan tan al pedo correctamente
que uno tiene la sensación de estar en la ciudadcabeza ideal

el ruido fií­zzzzzz de los neumáticos sobre el asfalto
satinados por los slaloms surrealistas entre los baches

pararse en una esquina y observar cómo algún perdido
vaya uno a saber con qué destino e intención
toma la próxima a la derecha y pone el guiño
después de haber girado

su ruta y nada importa

levantar la cabeza y desconocer las constelaciones
a través de los destellos desdibujados por la lluvia
esa sensación de estar presenciando
tal vez
la gran escena de la vida con la sola certeza de saberse empapado

ser tan poca cosa en medio de cualquier metrópolis y
sin embargo
osar hacerse la pelí­cula en la que uno es el único protagonista
y aún así­ disfrutarse como si fuera un logro trascendental

lastima bandoneón mi corazón

pero aquí­ se está, empapado de buenos aires y de ausencia
y eso es mucho
es la herida abierta
un desangrarse maravilloso

por eso se le cae a uno una pajera lágrima en la mejilla
que se mezcla con el chorro que tributa desde la frente

y en ese momento
el tipo se da cuenta de que existe un atlántico inexorable
entre su necesidad de estar sobre una nueve de julio y su diagonal
y su realidad de oblivion en una avenida encharcada de nombre impronunciable


viernes, 26 de agosto de 2011

¿Cumpleaños?

Gentes, a partir del cumpleaños de Graciela refloto una vieja idea que es tener una agenda de cumpleaños.
Ya sé la fecha de el de Gra, la de Alejandro y la mía, los que quieran decirme las propias, por mail o contestando este mismo mensaje, háganlo y armo una agenda-recordatorio-saludadora para repartir buenos deseos a los cimereños.
Solo mes y día es suficiente, si quieren agregar el año todo bien y si no también

¡EE-E-E-E-E-E-SO ES T-T-T-T-T-TODO AMIGOS!

Tus 64

Graciela

Me super gustó que avisaras de tu cumple

Es como recibir una invitación, bellamente inesperada

Bella, porque en este mundo virtual, es acercamiento real

Los sesenta y cuatro y sus frutos

Inesperada, porque nos incluís en tu felicidad real

Un compañero, en unos de sus comentarios a un cuento mío, dijo: Con la imaginación se anda a tientas porque es aprender a caminar en otro mundo que tiene sus reglas y otras dimensiones .Es fácil perderse

Cambio imaginación por Virtual ( prácticamente lo mismo)

Gracias por no perderte y alumbrarnos el camino

Un inmenso abrazo a vos y a tu familia

miércoles, 24 de agosto de 2011

Mis 64


Hola, hace casi 64 años que nací. Hija de Elvira y Guillermo. en la Maternidad Sardá. En pocas horas ya tendré mis 64 cumplidos. Mi papi murió a los 64 (mis años en poquitas horas), mi mami está viva, pero no quiero llegar a los 92 años que tiene, de la misma manera.
Tengo un Kropi divino que me ama ( mi marido) y tres hijos maravillosos: Julieta, Joanna e Iván. Dos nietos increíbles: Luka y Mar, hijos de Julieta.
Viví en varios países de Latinoamérica. Ahora,  Ecuador.
Mi vida no fue siempre feliz, porque mentiría si dijera lo contrario. Pero  haciendo un balance puedo considerarla positiva.
Claro que llegando a los 64 me pregunto cuánto más me queda de vida a disfrutar. No sé. Pero estoy dispuesta a disfrutarla hasta el último aliento. Aún fumando como lo hago. Jajajajajajajajajaja! Todos los fumadores decimos lo mismo.
Quiero compartir esto con ustedes, mis amigos invisibles porque hoy puedo decir que soy ¡Feliz!
Los quiero con todo mi corazón
Gra

DUBITANDO

Nunca logré dirimir si la acción de Héctor Carrasco, era filantrópica o egoísta. Alojaba un vagabundo cada primero de mes–para adecentar–en su lujoso hotel.

Para los huéspedes, era atracción y motivación. Quizás, producía adrenalina desarroparse de lujo, cada tanto.

Me gustaba ese caos que ocasionaba el contraste, y que hacía único el lugar. Pero, más singular lo hace, las historias que logro recopilar de esos extraños, para la editorial en la que trabajo. Historias inimaginablemente reales, que lograban conmover hasta el corazón más duro. Y vendían, sí que vendían.

El sol cae lánguido en esta tarde de primavera, entre cocteles, risas y murmullos. Sin embargo, atentos a ese hombre delgado y barbudo que nos mantiene en estado de vigilia.

Ante la pregunta puntual de un huésped, el vagabundo (sin nombre) responde: –Podía imaginar el mundo, como un inmenso madero flotando en el océano cósmico. Y a mí, como un nudo suelto, una rama que fue rama, incapaz de adherirse. Endeble y libre, tan libre como la dubitación posesa que embarga los sentidos hasta la muerte. Porque es la duda, la que perdona a la fuerza de gravedad que te amarra aunque desees alejarte. Porque es la duda, la que te hace responsable de tus actos. Y es la duda, la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar. Endeble y libre… expuesto a las tempestades que germinan soledad. Y la soledad, creciendo evanescente, y evanecida con palabras, que conectan como puente posibilidades incognoscibles con el rastro de lo visible. Palabras, que abonan la creencia de que es posible otros espacios en donde no existen fuerzas que atraigan o repelan. Y la soledad, arropándote y arrullando hasta el otro tiempo. Podía imaginar sí… ¿Acaso, no es el hombre, creador de su propia realidad?... La madera está presente y es imagen, de todos los cadalsos y calvarios de este mundo–

No logré tomar nota, una estúpida lágrima salada, me avergonzó.



martes, 23 de agosto de 2011

¿Volveran?



Hace tanto que nadie postea nada que se me vino Becquer a la cabeza... Estoy a full con otros temas y medio desconectada, ¿Andamos todos igual?
Bueno, espero que por lo menos el poema sirva para saludarnos :)



    Volverán las oscuras golondrinas


  Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
      jugando llamarán;
pero aquéllas que el vuelo refrenaban           
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
      ésas... ¡no volverán!

  Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,              
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
      sus flores se abrirán;
pero aquéllas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...               
      ésas... ¡no volverán!

  Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
      tal vez despertará;                       
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate:
      ¡así no te querrán!


Gustavo Adolfo Bécquer

(1836-1870)

miércoles, 10 de agosto de 2011

POESÍA (extraño elemento el Litio)...

Erosserena es una mujer de hielo
un ser traído del super cielo.
Hecha de reveses y de inciertos
de besos y de miedos
Suspiro y arrullo de un cantar de ciegos...

Erosserena es la señal herida
envolvente material que agobia los sentidos.
Reciclada por los hombres
traicionada sin motivos
Acongojado vampiro retraído.

Erosserena maldita! le gritan
uno a uno los recuerdos.
Perturbada presencia resentida
Inconclusa armonía de la suerte
Metáfora de una verdad mitad mentira.

Erosserena es más que lo que piensas
se inspira en la senda de los que no molestan.
Renacida del odio y del olvido
sueña con un mundo sin sentidos
Cree que vive (y está muerta).




El título lo tomé de un blog
...allá por el 2006 reventó -en mi mente- como un grano de pus.


Las mellizas Wolf, Rossano Di Rosso, Jan -el sensible- y Krístobal.

En el hotel donde se hospedaba Celina Wolf se llevaba a cabo un congreso de oftalmología, que había saturado las instalaciones y las líneas telefónicas. La imposibilidad de utilizar los celulares la hizo esperar varias horas hasta que la operadora pudo comunicarla con su hermana melliza, Cris.

Acababa de ducharse y con la toalla aún enrollada en la cabeza, corrió al teléfono:

―¡Hola! ―atendió descubriendo su oreja.

―¡Hola, Celina! Soy Cris. ¿Qué pasa? Estoy preocupadísima por el mensaje que dejaste. ¿Cómo estás?

―¡Ay, Cris! ¡Qué suerte que pudieron comunicarnos! Acá hay un lío bárbaro por unos médicos y un congreso que tienen totalmente copado el hotel. ¡No tengo señal de wi-fi! Estoy desesperada.

―Pero, ¿qué es lo que te pasa?, ¿está ahí con vos, Rossanno?

―No. Él está tomando sol en la pileta. Yo no puedo ni asomarme porque estoy muy descompuesta por el viaje. No pude dormir nada. Además algo me cayó mal y no paro de ir al baño. Cris, me quiero volver.

―Celina, ya hablamos de esto. Son las vacaciones de tu marido, tenés que acompañarlo. Además no es tan grave, estás en un lugar maravilloso, te vas a poder comprar de todo. Acordate lo que te encargué, traeme todo en talle médium porque estoy más flaca. ¡Ah! Y no te olvides la cámara para Jan. Está inaugurando su muestra y no tiene tiempo de nada, le prometí que vos se la comprabas allá. Pobre, está tan entusiasmado que ni siquiera puede ir al negocio. Viste cómo es. En época de exposiciones se pone más sensible que nunca, a veces ni vuelve a casa, se pasa la noche seleccionando fotos…

―¡Cris! ¿Lo único que te importa es lo que te pasa a vos?, como siempre, desde chicas, mamá siempre lo dijo. ¡Sos una egoísta! ― Celina se sentó en la cama, lloraba con el auricular en la oreja y el pelo le chorreaba sobre los hombros― ¿No entendés que estoy harta de ser la señora de Di Rosso? ¡Me voy a divorciar!

―¡No, Celina! ¡Pensalo, por favor! ¿Qué vas a hacer sin él? ―intentó Cris.

―Qué “vamos” a hacer sin él ―corrigió Celina.

―Ay, Celi, calmate. Ponete la biquini, esa tan linda fucsia que te regaló Rossanno después de la cirugía. Dale, andá un rato a la pileta con él y tratá de cambiar la cara. Te mando un beso, tomá sol vos que podés.

Alrededor de la pileta, una hilera de reposeras blancas, contrastaba con el bronceado de sus ocupantes. Rossano Di Rosso untaba su prominente abdomen con “Caribean Hawwaing Bronce”. Se acomodó sus anteojos de sol y, disimulado, cubrió también su frente y su calvicie para evitar ardores. Se sacó las ojotas Adilettes, que todavía llevaba puestas en sus rechonchos pies y las acomodó a su lado. Alzó la mano, en la que lucía un anillo con piedra de rubí en el dedo meñique y llamó al camarero.

― ¿Cómo me has dicho que te llamas?―le preguntó al joven cuando acudió con libretita y lapicera en mano.

―No le dije mi nombre, señor ―contestó mientras Rossano lo observaba con detenimiento― Krístobal, soy el mettre de piscina, señor.

―Krístobal, un Martini –encargó ―Y ¿a qué te dedicas en tus ratos de ocio? Porque un chico tan guapo como tú no puede dedicarse únicamente a servir Martinis, ¿verdad?

―Soy cantante ―dijo tímidamente― y actor. Hago un pequeño número de stand up en el show del hotel, esta noche, durante la cena. ¿Con ingredientes?

― ¿El show lo haces con ingredientes? ―rió a carcajadas Rossano― Bueno, bueno, habrá que verlo entonces. Era una broma, Krístobal. No pongas esa carita, que te afeas. No, tráemelo solo.

En la mesa de los Di Rosso, el plato de Celina permanecía servido. Había dejado que se enfriase sin tocarlo y bebía, de a sorbos, el champagne con el que Rossano acompañara la cena. El vestido largo y ceñido era un modelo exclusivo de las Oreiro, había pasado la tarde en el spa, en sus manos y sus pies resaltaban uñas impecables color carmín y el cabello brillaba por las luces del escenario que se encontraba a escasos metros. Miraba a su alrededor sin mucho interés y bostezaba tapándose delicadamente la boca.

― ¿Qué?, ¿ya tienes sueño? ―increpó Rossano mientras terminaba su volcán de chocolate y dulce de leche.

― ¡Sabés que el avión me hace mal, Rossano!

― Ma sí, ¡qué humor!, Celina. ¿Por qué no vuelves al cuarto y duermes? Mañana te sentirás mejor. Yo me quedo al show.

― Hasta mañana ―Celina se secó la boca con la servilleta y se paró al mismo tiempo que anunciaban la continuación del espectáculo.

―Chau ―contestó Rossano viéndola desaparecer entre las mesas.

Al joven Krístobal no le cambió la vida, pero Rossano fue generoso con él durante su estadía en el International. Esa temporada pudo ahorrar lo suficiente y no lo pasó mal. Se encontraban al finalizar el show, casi todas las noches y hasta que Rossano regresaba a la cama en la que Celina dormía profundamente.

Celina salió de shopping a diario y, para el regreso, había ocupado tres maletas tamaño grande. No olvidó la Nikon para su cuñado, Jan, ni las ofertas en talle M. Pensó que, después de todo, su hermana tenía algo de razón, durante la charla telefónica de ese día la había convencido. Ni bien pisara Buenos Aires le pediría que la acompañase. Ambas necesitaban volver al cirujano, era imprescindible algún retoque.

martes, 9 de agosto de 2011

Sobrevolando Consignas (2)


Inevitable Declinación

Le iba mal, increíblemente mal, de una manera indescriptible, como para avergonzar a quien tiene un repertorio con las peores desgracias.

Pero las modas no perduran y lentamente hubo ganados por el descreimiento, la duda y cerca del final lo peor, la indiferencia.

En plena declinación, a punto de pasar a otra cosa, lo salvó el asombro.

Se acabaron los Porotos.

Escuchó una voz que le decía: Una sola oveja dondequiera encuentra hierba.

¿Se habrá arrepentido?

El día que desapareció el Obelisco.

Así se promocionaba. Pero la gente quedó extasiada cuando lo reflejó un espejo deformante colosal. Se olvidaron del espectáculo de la desaparición.

Negocio redondo para el mago, por un fallido consiguió un éxito. Se entusiasmó.

En el primer punto de una gira que iba a ser mundial, fue abucheado y en medio de un escándalo suspendió la representación.

Otro público, otro obelisco.

Cuando llora el Limonero

No se mueve ni una hoja pero cada gota que cae al suelo es una palabra al lado de la otra: “Si venís a consolarme ya no hay mal que consolar…”

domingo, 7 de agosto de 2011

Sobrevolando Consignas (1)


El Lápiz de Corcho

Érase un lápiz que negábase a escribir nada sólido que hubiera de permanecer. No tuvo más remedio que elegir la soledad y entregose a la pasión solipsista de la escritura sin ton ni son.

La Muerte de la muerte

Muerte, no nos abandones, no nos prives del recato, del silencio, del murmullo de la melodía que viene por ráfagas de una luz distante.

Un Amor puede ocultar otro

Alejado de mi por kilómetros de olvido a veces escucho su ruego. No contesto. En sueños me observo exigiéndole que no me moleste, hay mil reencarnaciones posibles y no es su hora. Me contesta que solo hay diez y voy por la novena.

Autorretrato de un Tímido.

Soy la viva imagen de mi tío Francisco. Que es decir la de mi padre. No me pregunten como era. ¿Acaso no les sobra con mi pinta estrafalaria sin falsos aditamentos?

Villa Cimera: Recordaron los 85 años de la Biblioteca Popular - La Voz de San Justo - San Francisco Córdoba Argentina#comments

Villa Cimera: Recordaron los 85 años de la Biblioteca Popular - La Voz de San Justo - San Francisco Córdoba Argentina#comments

EL ARCHIPIÉLAGO EFÍMERO

EL ARCHIPIÉLAGO EFÍMERO

Otra isla que se suma. Me gusta ser como las corrientes marinas, ríos en el océano, y llevar conmigo, por un tiempo apenas, a las islas que se suman a mí.
No son todas iguales.
Hay islas jóvenes, llenas de flores aún en pleno invierno, que lucen su belleza con inocente placer. Islas viejas sin un sólo punto de verde en su paisaje. Islas dulces y amargas, islas pobladas de fauna insolente que se pasa a la isla de al lado sin ningún miramiento, provocando un escozor insufrible. Islas desiertas, islas paradisíacas, islas que destilan veneno e islas que irradian alegria.
Algunos son apenas islotes blancos que vienen amontonados: gritones como todos los jóvenes, un remolino de piedra blanda y caliza sin mucha sustancia en realidad, porque todavía son islas en formación.
A veces se me unen lo que yo llamo "islas divididas", grupos de islas de distinto tamaño que encastran para formar una más grande. Se enganchan a mí, lideradas por la isla mayor, y sólo se conectan entre ellas, ignorando al resto.  Vienen de a cuatro y a veces más, pero los grupos más comunes son los de dos islas. En ocasiones el encastre es tan perfecto que cuesta darse cuenta de que son dos, parecen una sola isla compartiendo su paisaje. Otras tienen las costas tan gastadas que apenas se sugiere que alguna vez formaron un todo.
Cuando se me une una isla volcánica, la detecto enseguida y trato de evitar que explote, porque son un problema. Salpican lava y piedras y las otras islas se molestan conmigo, como si fuera mi culpa. Lo peor es cuando son parte de una isla dividida y perjudican notablemente a las otras de su grupo sin que yo pueda hacer nada. Veo correr los ríos en las islas lastimadas y me entristece.
Sin embargo, nunca dejan de ser islas. Se agregan a la corriente sin importarles nada de lo que sucede a su alrededor, ni las otras islas, ni el océano, ni el río que las lleva. En su aislamiento no hay nada más importante que ellas mismas. Pueden chocarse unas con otras, pueden ver cazadores furtivos que se llevan los tesoros de las demás islas y no hacen nada para evitarlo. Simplemente, aprovechan el curso del torrente para llegar a su destino y allí lo abandonan. Islas...
- ¡Chofer, le dije uno diez, no uno veinte!
- Disculpe señora, ya le devuelvo las monedas.
Otra isla que se suma. Ésta parece que tuvo un mal día.

sábado, 6 de agosto de 2011

Recordaron los 85 años de la Biblioteca Popular - La Voz de San Justo - San Francisco Córdoba Argentina

Recordaron los 85 años de la Biblioteca Popular - La Voz de San Justo - San Francisco Córdoba Argentina

ANOCHECER DESGARRADO


anochecer desgarrado
hambriento
de nubes negras
y el sol
disipa su luz
en el otro mundo
cae la noche y
pensamos
imaginamos
sentimos
que mañana volverá
a calentarnos
y a regar la mies
con su calor de dios
todo
poderoso

yo me pregunto
qué pasaría si alguna noche
el sol muriera en el oeste
como gotas de oro ardiente
que resbalasen más y más hacia el fin del mundo
como todas las tardes
como todas las noches
y ansiosos mirásemos hacia el este
esperando una vez más la llegada del dios
y me pregunto
y me pregunto
y me pregunto
(las preguntas importantes deben repetirse tres veces)
¿volverá?


lunes, 1 de agosto de 2011

Museo del Ingenio y la Producción Cimereña



























Con libros de lectura como este de 1914, se educaron bisabuelos y tatarabuelos de los actuales Cimereños.

Vaya con estas imágenes, un ejemplo de lo que despliegan las 240 páginas al ansia de saber de los alumnos, y a la pasión por formar las generaciones del mañana de aquellos maestros.

Visítenos en nuestro local temporario de la estación en el horario de 14 a 18 hs.

La Comisión de Fomento.

“Mens Agitat Molem”

La sombra del blanco ( Capítulo cinco)

Después de caminar un largo tiempo entre máquinas, probetas y tubos de ensayo, ingresaron a una oficina al final del salón, el mismo estilo que las demás, absolutamente vidriada.

– ¿Y? Ana– preguntó Edgge, escudriñándola

–Pasmoso–No supo qué contestar– ¿Qué significa todo esto? ¿Saben que quedé ominosamente sola en este mundo y van a cortarme en pedacitos?

–Le dije que iba a ser muy franco…aunque suene aberrante. Existe un interés muy especial para que ese hombre desaparezca de este mundo. Cómo ve, le estoy descargando media mochila. La posibilidad existe y es real. Limpia, sin culpas ni cargos. El gran tema, es que no conseguíamos el voluntario…hasta que llegamos a usted. Su plena soledad es lo que necesitábamos, para que no exista una marcha atrás, ni un atisbo de arrepentimiento. Si usted siente que puede ser capaz de extraer de la palabra venganza el concepto y darle forma, proseguiré. Es indispensable la convicción

–Continúe Edgge. Ya le dije, estoy muerta y los muertos no sienten arrepentimiento

–El hombre es adicto a cirugías plásticas. Sabemos que dentro de tres semanas le practicarán una rinoplastia . Es nuestra oportunidad. Usted sería escaneada a una escala tan pequeña como la de una partícula e introducida en el cerebro de él

– ¿Qué?

–Usted no, Ana. Una exacta réplica suya nacida de sus células. Una perfecta réplica de todos sus sistemas y tejidos del tamaño de una plaqueta, con una pequeña variante. La réplica, debe ser modificada con algunas células pertenecientes al asesino, para que el organismo no la rechace ni la reconozca como invasora.

– ¿Y que lograría la réplica?

–Lo que usted disponga, Ana. Usted la programa con su convicción. Tiene seis días para construir la idea. Esa cantidad de días, precisa el proceso de cultivo de células para lograr la impresión de la réplica.

Estaba cansada. Se tiró en la cama de esa habitación que no era la suya, sin embargo, ya la sentía propia. Una cama cálida y confortable, y su olor en la almohada. Necesitaba estar quieta, muy quieta. No moverse. Pensar. No había nada que tuviese el menor sentido, o si lo tenía, estaba demasiado cansada y rendida para reconocerlo. Cerró los ojos.

“Dicen que la vida es tenaz, Dicen que la vida siempre encuentra un medio. Dicen que si se le concede media oportunidad e incluso menos, crecerá y existirá y evolucionará en cualquier lugar, incluso en los sitios más inhóspitos e inverosímiles. Quédate muy quieta. Sigue flotando en tu mente”…

Despertó transpirada y con la garganta irritada como si hubiese gritado hasta quedar muda.

Algo había cambiado mientras dormía.

Todo lo que contenía la habitación, todos los objetos, adquirieron una dimensión que no habían tenido desde su llegada. Se incorporó. Los ojos abiertos de par en par, saltando de un lugar a otro. Una mesa de luz perfectamente barnizada, sobre la misma una botella de agua y revistas de tapas coloridas. Un angosto placard con espejo adosado a una de sus puertas como un brillante reflector de espacios. Una pequeña biblioteca de madera rebosante de nudos oscuros, y atiborrada con libros de lomos desgastados. La mosca intentando posarse en uno. La ventana abierta, el aire empujando las cortinas.

Tomó uno de los libros: Boudica. Primera heroína de la historia de gran Bretaña. Prasutago, rey de los icenos, un hombre acaudalado, había hecho coheredero con sus dos hijas al emperador Nerón, esperando de esa forma conservar su reinado y su fortuna familiar. Pero su deseo fue ignorado, su viuda Boudica azotada y sus dos hijas violadas. Boudica encabezó una brava revuelta. Mostrando su cuerpo magullado y a sus hijas violadas arengó:”. Ganareis esta batalla o pereceréis. Eso es lo que yo, una mujer, pienso hacer.” Setenta mil romanos fueron asesinados.

La claridad fue pasmosa, demasiado. Barrió su interior como río de luz, incluso pudo observar resquicios del sueño anterior al final de su cabeza, diluyéndose. La venganza tomaba forma, se vestía y agitaba su sangre pidiendo salir.

N/P: Termina en cap. seis

Perdón por mi ausencia

Hola a todos mis amigos, perdonen por la ausencia de comentarios, por la ausencia de presencia en general, pero estoy montando otra oficina y llego a mi departamento muerta!
Los quiero mucho, los extraño y creo que este próximo finde tendré todo terminado.
Besos
Gra