miércoles, 6 de abril de 2011

LA RUTA Y LAS PARTÍCULAS

Sostengo que el momento justo, el elemental, es generado por el invisible universo de partículas—sea el plano que fuere—intentando modificar o mutar una realidad (en este caso, la nuestra). Las imagino arreando ideas a mentes abiertas, iluminando salidas en laberintos mentales, provocando casualidades para el descubrimiento. ¿Por qué? Conjeturo que es cómo ordenar el tránsito en la ruta del tiempo profundo: STOP. NO SIGA . ABISMO. GIRE. Parafraseando a Boyle sus analogías:” Cómo el alfabeto, que con unas pocas letras puede escribir toda la literatura”. “Cómo la llave y la cerradura, hecha la una para la otra”. Posiblemente, ese momento elemental, venga de la mano del Dr. Edgger. Cambiar mi genética, es la meta.
La posibilidad de generar sangre humana (cantidades industriales) a partir de células de la piel, produjo un sustancial cambio en todos los órdenes de la vida del planeta: Político-Social. Económico. Evolutivo. Pero, el mayor impacto, más espinoso que los robots con piel humana irrigada con sangre, fue el intento de inserción social de las dispersas y discretas comunidades vampíricas, donde pertenezco. No fue fácil, tampoco muy difícil. Hubo detractores hostiles, pacíficos, y demás. Pero también defensores de la misma naturaleza y demás. De todas maneras, una buena estrategia suma innumerables voluntades. Los de mi raza, poseemos dos tesoros que los humanos (o ciertos humanos) desean por sobre todo las cosas: inmortalidad e inmensa riqueza. Y, aquellos llamados líderes, vieron en nosotros este mayor anhelo. Los mismos que llamaron oro rojo a la sangre que irrigaba la piel de los robots. Y los mismos que no fabricaron humanoides con órganos artificiales para trasplantes, producidos por las impresoras tridimensionales desde una computadora. Sí, impresoras que no solo imprimen sobre papel, sino que van reproduciendo un objeto (un hueso o un riñón, por ejemplo). Supongo que así son los humanos. Arañan los límites, se encaraman a ellos, pero son contados con los dedos quienes los sobrepasan..
No fue la idea de abundancia de sangre, nuestro principal alimento, la que nos decidió solicitar igualdad social. ¡Fue la excusa! El motivo, lo que nos movilizó, era y es, la necesidad de pertenecer. La necesidad de sentir por la simple y patética certeza del humano: nacer para morir. Los avatares de los tiempos fueron cambiando también nuestra comunidad. La comprensión de la racionalidad del concepto de finitud como cualidad de vida (Vida finita, vida limitada) y, su inestabilidad como concepto, evangelizó nuestra cultura. La expresión de finitud, se convirtió en cambios, evolución, futuro, energía, fe, esperanza, sueños, anhelos, procreación y más, muchísimo más. En la finitud la paradoja del tiempo profundo y el tiempo lineal, se concilian. Se convierten, de alguna manera, en la expresión de infinito dolor e infinito placer de una madre pariendo.
El doctor Edgger es especialista en senescencia. Yo seré su conejito de India, el primer eslabón de un posible gran cambio. El mío y el de la mayoría de mis congéneres: morir, ser mortales. Y, el de aquellos humanos que desean la inmortalidad.


N/P: Aunque parezca que esta narración no guarda sentimientos o emociones; sí los tiene.
Quizás no logre leerse como un cuento, sino fuere así, léase como el principio de un cuento ficción que puede convertirse en realidad o como el principio de algo, el enunciado de un cuento que hubiese podido ser muy bien escrito por los que saben.
Es real que se ha conseguido fabricar sangre de una célula de la piel (ahora está en períodos de prueba su bondad)
Es real lo de la impresora tridimensional, que produce objetos desde una computadora, imprimiendo sobre células. Leer sobre el científico Anthony Atala .
Senescencia: Ciencia que estudia el envejecimiento y la forma de evitarlo o retrasarlo ( telomerasa y telómeros a la orden del día)

5 comentarios:

  1. No se me ocurre, la verdad, ningún castigo peor que una vida eterna. Algunos orientales desean a sus enemigos "una larga vida"; desde luego, es un deseo envenenado y cruel.
    No me extraña que los vampiros reclamen la finitud. A mi modo de ver la vida sólo es vida si puede gozarse y sufrirse. Y para gozar y para sufrir es imprescindible tener conciencia de precariedad, conciencia de último instante, esa espada de Damocles suspendida siempre sobre nuestras cabezas.
    Imagina que te encanta el arroz con leche. Imagina un plato inagotable de arroz con leche ante ti: cuanto más comes más arroz con leche resta en el plato. Acabarías odiándolo. Si te gusta el arroz con leche sólo lo disfrutarás sabiendo que, con cada cucharada, el plato se acaba...

    Bravo por tu cuento, Lilian,

    Besos,

    Celia,

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  2. ¡Me da un susto tu cuento, Lilian!Buenísima esa manera informativa de convencer al lector de la existencia real de un narrador para... salir corriendo...
    ¡Te creí!
    Ale

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  3. Mirá vos la cantidad de información que nos manda este caracolito así, de una y sin anestesia! Para asustarme... No te digo que finalice ya, no tengo tanto apuro, pero tampoco vida eterna, creo que me cansaría. Tiene razón Celia con lo del arroz con leche. De pensarlo un poco ya no tengo ganas de comerlo!
    Muchos besotes litoraleños, que en otoño es preciosa mi ciudad y quita el malhumor!

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  4. Es verdad que tu relato es una puerta abierta a una contraficción científica que estaría buenísimo pudieras desarrollar. Qué morderán los nuevos vampiros senescentes? Que desearán imperiosamente los nuevos hombres inmortalizados, dependientes de infinitos transplantes? Si el tiempo deja de ser un estrago que pasa, qué esconderá el destiempo en su eternidad para provocarnos el temor de lo inalcanzable? Quizá el envejecimiento de la conciencia.

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  5. Ciencia imparable. Tal y como debe ser, supongo. Tu relato lo pinta muy bien Liliana. Impresionante. Me super gustó.


    Un bf.


    Iris.

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