lunes, 28 de febrero de 2011

FELICIDAD


la luz alumbró
mis ojos húmedos
quise escapar
mirándolo todo
viendo de las baldosas
debajo
y la parte oscura de la luna

devoré el sol
para nutrirme
de inmortalidad
pero nada es para siempre
nada
y aquí estoy
viendo a la muerte
apostar sobre
seguro
y así llegar
a un mundo feliz
sin frío ni calor
sin traiciones ni temores
quieto
altanero y oteando
con cuencas
vacías
la paz infinita
de los cementerios

6 comentarios:

  1. Un poema romántico en el más estricto de los sentidos: la paz de los cementerios, las lápidas y los cipreses certificando la eterna nada...¿la eterna felicidad? ¿Consistira en "eso", radicará "allí"?

    Muy buen poema, José,

    Celia,

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  2. Tal vez veamos algo más que esos cipreses y sintamos algo más que el silbo del viento entre su follaje...o quizás sea la nada absoluta.
    Por ahora no me quiero enterar y me conformo con disfrutar de la belleza de la poesía, como con tu poema.

    Rolando

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  3. Bello, muy bello poema, José, aunque antes que esa felicidad prefiero las angustias, enojos y risas diarias...
    Beso
    Lulú

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  4. José, el poema es hermoso, aunque esa felicidad no me seduce.

    Beso,
    Ali - Nuri

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  5. Una preciosura de poema, José, aunque al leerlo se perciba toda la eterna quietud del lugar, tanta desolación. Un abrazo

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  6. Ay, José... no sé. Lo escribís tan calmo, tan latente, tan quieto. Me gusta y me da una tristeza que no me gusta.
    Yo no sé hacerlo, vos lo trasmitís sin filtro y pareciera tan fácil.¡Muy bueno!
    Ale

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