verano
moribundo
calor
como de carne
al sol
ya vislumbro el horizonte
cerca
muy cerca
al alcance de la mano
tengo miedo
no
no tengo miedo
porque he de ver
laberintos sin
centro y
ciegos espejos ciegos
caeré
una caída i n f i n i t a
hasta el centro de la
tierra
y
disolveré mi cuerpo
en la raíz de un manzano
ellas (las manzanas)
me llevarán en la piel
y en su carne
para estar
nuevamente
al sol
al final del
próximo verano
falta poco
Qué bárbara la idea que me llegó, fue como una escalera descendiendo hacia el interior más profundo. Hasta tiene peldaños tu relato. Fantástico. Un beso
ResponderEliminar¡Qué modo de decirlo José! El ciclo de la vida. No puedo no relacionar el sentido de Verano, con La Piedra, de Iris.
ResponderEliminarMe encantó.
Un beso,
Adela
Este poema estructurado de esta particular forma es increiblemente simbólico y rico. Una caída que presagia un nuevo ascenso, un subir y bajar ... Y el verano muerto que retornará en frutos,verano hecho manzana...
ResponderEliminarTe felicito,
Celia,