martes, 21 de junio de 2011

SINRAZÓN








El club “Sinrazón” reabrió sus puertas, luego de ser aceitadas las bisagras, pintada de verde esperanza la entrada, y eliminado el polvo acumulado en el infeliz recinto, durante cinco años.
Se había cerrado por falta de afluencia popular. Los diez socios restantes, hicieron lo posible por mantener a “Sinrazón” con vida, pero fue inútil. Un domingo de otoño, embarrado de humedad y embargado por las deudas, sus puertas se cerraron y el mundo siguió andando.
Hoy ya recuperado, invita a la comunidad de Villa Cimera para el sábado diez a las nueve de la noche augurándoles pura diversión. El costo de la entrada será la consumición que el socio pida a su mesa ya reservada con anticipación. El menú constará de empanadas, vino tinto, Tiramisú de postre y café. La consigna, llegar disfrazado.
Los carteles pegados en el pueblo enteraron a todo el que sabía leer del acontecimiento. El entusiasmo fue tal, que en la mercería “Marita”, única en el lugar, la gente hacía cola para comprar lo necesario y poder confeccionar el disfraz que luciría el próximo sábado.
Antonia trató de disimular su rolliza osamenta con el traje de “Gatúbela”. La capa necesitó cinco metros de brillante satén negro para tal efecto, sin lograr su cometido, pero ella estaba feliz. Por fin estaría cerca de su amado, idolatrado y tan querido amor.
Todas las mañanas lo veía pasar desde la panadería en la que trabajaba. Él siempre iba apurado, y si alguna vez había entrado a comprar pan, ni siquiera la había mirado. Esa noche puso especial esmero en arreglarse y colocar detrás de sus orejas su colonia preferida, “Cocoa y Vainilla”.
Antonia olía a torta recién hecha, estaba para comérsela.


Juan eligió el disfraz de médico. Para la ocasión se compró un delantal blanco y colgó de su cuello un estetoscopio, único testigo de una carrera que nunca empezó, provocando la frustración de la familia entera.


Antonia llegó una hora antes. Se ubicó en una mesa cerca de la pista de baile. Pensativa, trataba de imaginar cómo haría para llevarse a la boca la sabrosa empanada con la máscara de Gatúbela puesta. Bueno después de todo bien podía renunciar al mayor placer de su vida. Al pensarlo, una lágrima escapó quedando presa debajo de la tela.


Cuando entró Juan, quedó paralizada. ¡Qué apuesto era así vestido de médico!
La música daba lugar al comienzo del baile.
Antonia no podía dejar de mirar a Juan, a su lado las empanadas pasaban, pasaban y pasaban…
De pronto fijó sus ojos en Juan. Él sonrió y muy decidido, se fue acercando a Gatúbela que esperaba ansiosa. Ella se paró audaz y empezó a caminar cruzando el salón. Cuando estuvo a dos pasos de Juan estiró sus brazos con un gesto que parecía decir: ¡Aquí estoy tómame!
Juan siguió de largo. Antonia se quedó dura, sin poder moverse, sólo alcanzó a escuchar ¡Mi amor, como demoraste, no sabés lo ansioso que estaba esperándote!
Dicho esto, Juan se fue del brazo de una rubia despampanante.
Pasó a su lado una vez más… sin mirarla.





6 comentarios:

  1. ¡NUUUUUUUUUUUUUUUUUUU! ¡Pobre Antonia! ¿Y no se acercó ningún gato a consolarla?
    Greis desde Anonimalandia

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  2. ¡Qué prometedor este Club! Aquí no vamos a perder detalle de la vida y milagros de Villa Cimera. Pero, pobre Antonia, espero que esto no quede así. No me gusta esa rubia despampanante, ¿quién es? ¿La conoce alguien? ¿De dónde ha venido? ¿Ves,querida Iris? Ya soy una cimerense (¿o será cimereña?) completa. Me imagino a tu lado en el Club comentando lo de la rubia despampanante y el chasco de Antonia que, por supuesto, no va a quedar así. A una cimereña o cimerense no se le hace esto, por muy rubia y despampanante que se sea.

    Besos,

    Celi,

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  3. ¡¡¡¡FANTÁSTICO IRIS!!!!!
    HAS ABIERTO EL CLUB... y ¿quién podría abstenerse de concurrir e intercambiar en un ambiente que no deja de ser festivo? ¡¡¡A celebrar!!
    Hay que encontrar un candidato para Antonia. Que la despampanante rubia, se quede con Juan, que al fin y al cabo ¿qué puede tener de tan especial? No sé por qué pienso que dejará de serlo en algún momento..

    Espléndido Iris.

    Un beso,

    Adela

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  4. Hola Iris!!
    Fijate que te falta agregar en la etiqueta Villa Cimera

    Que te quede así:
    Cuento, Iris Leda, Villa Cimera

    Para que luego en la etiqueta de Villa Cimera, encontremos todos los rinconcitos juntos. BSO!!

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  5. Gracias Adeli, ya está arreglado.

    Un bf.

    Iris.

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  6. ¡Buenísimoooooooo, Iris!
    Me muero, pobrecita, con su perfume a torta y su disfraz, ahí parada y desconsolada por ese tarado!!! La rubia, otra tarada!!!
    Es sólo el comienzo, Antonia va tener su momento de gloria con el candidato que ya le estamos buscando, Adela tiene razón.
    Hacía tiempo que en Villa Cimera no se armaba el baile. ¡Hiupi, Iris!

    Cariños,
    Ale

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