Cada tarde sale con su libro en una mano, y el paraguas en la otra, cruza la esquina casi sigilosamente, llega al bar pide su té verde y allí se queda dos horas leyendo.
Es muy cortes en su forma de dirigirse al personal del establecimiento, pero nadie sabe quién es y a que se dedica sólo que cada tarde a las dieciséis llega envuelta en un perfume francés muy particular toma su silla y apenas marca el reloj las dieciocho sale presta y dobla en la esquina… Nadie se explica porque lleva siempre ese paraguas aún en días soleados, en días plomizos, en pleno verano con cuarenta grados y sol pleno…El clima poco tiene que ver con que lleve ése paraguas.
Nadie lo sabe, sólo ella y él, ese amor al que espera desde hace cinco años y nunca llega.
Una tarde espero más de la cuenta abstraída en su lectura, a su lado tomo asiento el dueño de aquel paraguas, nada le dijo, la miro mientras ella abría grande los ojos, fruncía el seño, sonreía y hasta se emocionaba ante la lectura… Él tan sólo la observaba mientras sorbía lentamente su café, luego sonrío y volvió a mirarla mientras se colocaba su tapado gris, su sombrero y partía del bar sin decirle una sola palabra… al sentir el ruido de la puerta cerrarse el golpe en seco le llamo la atención a ella, quien dejó su lectura, y levanto la vista por sobre su hombro izquierdo, alcanzó a ver la figura delgada que se perdía entre la bruma de la noche que había llegado, sonrío y pensó que tanta lectura la estaba haciendo alucinar, pidió su cuenta y se retiró pensando que él nunca llegaría a la cita… dejó el paraguas sobre la silla y uno de los empleados le advirtió sobre el olvido, ella sonrió y respondió, ése paraguas, ese paraguas no es mío y se marchó.
Es muy cortes en su forma de dirigirse al personal del establecimiento, pero nadie sabe quién es y a que se dedica sólo que cada tarde a las dieciséis llega envuelta en un perfume francés muy particular toma su silla y apenas marca el reloj las dieciocho sale presta y dobla en la esquina… Nadie se explica porque lleva siempre ese paraguas aún en días soleados, en días plomizos, en pleno verano con cuarenta grados y sol pleno…El clima poco tiene que ver con que lleve ése paraguas.
Nadie lo sabe, sólo ella y él, ese amor al que espera desde hace cinco años y nunca llega.
Una tarde espero más de la cuenta abstraída en su lectura, a su lado tomo asiento el dueño de aquel paraguas, nada le dijo, la miro mientras ella abría grande los ojos, fruncía el seño, sonreía y hasta se emocionaba ante la lectura… Él tan sólo la observaba mientras sorbía lentamente su café, luego sonrío y volvió a mirarla mientras se colocaba su tapado gris, su sombrero y partía del bar sin decirle una sola palabra… al sentir el ruido de la puerta cerrarse el golpe en seco le llamo la atención a ella, quien dejó su lectura, y levanto la vista por sobre su hombro izquierdo, alcanzó a ver la figura delgada que se perdía entre la bruma de la noche que había llegado, sonrío y pensó que tanta lectura la estaba haciendo alucinar, pidió su cuenta y se retiró pensando que él nunca llegaría a la cita… dejó el paraguas sobre la silla y uno de los empleados le advirtió sobre el olvido, ella sonrió y respondió, ése paraguas, ese paraguas no es mío y se marchó.
¡OOOH! Me dio penita, Mercedes. Pero por otro lado, por fín se liberó de un sueño que la cegaba para buscar nuevas alternativas, ¿no?
ResponderEliminarGreis desde Anonimalandia.
¡Excelente Mercedes! ¿Sabés? Pienso que ella realmente no lo quería ver más y tuvo el coraje de seguir leyendo para cerrar definitivamente esa puerta que no la quería tener más abierta.
ResponderEliminarMe encantó muchisisisismo!
Gra
He aquí tu sentencia Penélope (que no se pare tu reloj infantil). Toma tu vida, tu día y tu tiempo ...y hazlo (de un modo u otro) a tu manera, que mañana puede ser tarde.
ResponderEliminarExcelente historia Mercedes, y mucho más excelente en el trasfondo. Porque la historia que subyace trata de emerger desde la historia que vemos, la que describes, y no hay tantos mundos allí, en la mujer, en la espera, en ese paraguas...
ResponderEliminarBesos,
Celi,
Me encantó Mercedes. Bajo el paraguas de los sueños, todo es posible, hasta ponerle punto a la espera.
ResponderEliminarMuy simbólico Señora.
Un beso,
Adela
Fijate que la etiqueta, está equivocada.(Ya no coadministro, así que no puedo cambiarlo yo) Tiene que mencionar tu nombre, para que el cuento vaya directamente a tu fichero. Si no este, se va al fichero de Lulú.
Ah perdoná Mercedes, yo otra vez.
ResponderEliminarLa etiqueta tendría que ser así:
Cuento,Mercedes
Si no, no estará en el fichero de cuentos, sino en el de consignas.
BSO
Excelente relato Merce. Tal vez una forma de hacer cambios es liberarse. Ella olvidó su sostén - paraguas - ahora es su oportunidad.
ResponderEliminarUn bf.
Iris.
Impresionante cuento, me gustó mucho. Gracias por transportame un ratito al mundo de los sueños. Besotes. El admirador oculto.
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