miércoles, 25 de mayo de 2011

CUENTO TREN - CAPÍTULO 7: OTRAS HUELLAS Y UNA LLAMADA

Sentado frente a su escritorio, el comisario Achával masticaba sus pensamientos. Al lado, el cabo Gómez, un morocho aindiado y servicial, peleado con el uniforme, le cebaba mate. De vez en cuando le alcanzaba uno al único preso, Gumersindo, el borrachín del pueblo, que no por estar preso no se merecía un amargo. Achával, viudo desde hacía años, pensaba que merecía otra suerte que la de estar en ese pueblo. Había tenido que postergar su jubilación y soportar el traslado por aquel caso que le tocó en la capital que no pudo resolver y en cambio fue resuelto por un oficial más joven.
-- Mirá, Gómez, este temita que tenemos entre manos me tiene a mal traer. Acá aparece un cuerpo desnudo, todo dice que fue muerte natural pero huele a asesinato, un dedo faltante, ropa que desaparece, una huella digital que no corresponde, ¡en fin! Y a vos ¿cómo te fue?
-- Comisario, fui como me dijo a revisar el lugar del hecho, o digamos donde se encontró el occiso. Ud. sabe que había llovido el día anterior, y a pesar del tiempo que pasó, se conservaban algunas huellas.
-- ¡Ajá! ¿Huellas, eh? Me imagino las de la chata del René ése, ¿no? ¿O algo más? Pisadas…difícil que quedaran, me parece.
-- Estaban las de las gomas de la chata de Guidice, pero encontré medio aisladas pero cerca del lugar, en el barro, las de unos neumáticos de camioneta de esas 4 x 4, ¿vió? Para mí, eran neumáticos bien nuevitos.
-- ¿Le sacaste fotos?
-- Si, si, tal como me dijo. Espero haberla usado bien -- dijo Gómez alcanzándole una vieja Reflex propiedad del comisario.-- Había algunas pisadas, donde había barro, ¿vió?. Para mí que eran de la alemana, pero había unas de zapatillas que eran diferentes.
El comisario hizo rezongar el mate, inaugurando otra pava sin notar el agua casi hirviendo pasando por su garganta. En eso sonó el teléfono. Achával atendió.
-- ¡Hola! Achával habla. ¡Dorita! ¡Tanto tiempo!¿Qué pasa?
Dorita Düsseldorf, enfermera profesional, 53, ayudante del doctor Montes. Tras una brillante carrera en el Mater Dei en la capital, por razones desconocidas venida a parar al pueblo hacía unos diez años. Separada con hijos, pero los hijos no vivían con ella y nadie del pueblo los conoció. Como en un pueblo se sabe todo o si no se inventa, se rumoreaba que había tenido varios amoríos en la Villa. Decían que con el comisario, y también con el doctor. Pero de eso había pasado mucho tiempo. Y Dorita dijo lo siguiente:
-- Achával, tengo que ir a verlo. Hay algo importante que debo decirle.
-- ¡A-ajá! ¿Me podés adelantar algo?
Dorita dudó un poco, luego dijo:
-- Esto entre nosotros. El doctor Montes mintió con la hora de la muerte de Zeta. Además el cadáver presentaba algo que él no declaró. Si quiere voy a…
La comunicación se cortó.
El comisario se quedó pensando. Gómez, haceme un favor, llevale este rollo de fotos al Rolo, el de Kodak, decile que lo revele pero tenés que estar vos delante ¿eh? ¡Ah! Y de paso pasá por la clínica, decile al Dr. Montes si puede venir a verme. Quiero ver si sabe algo de esto…
Y mientras hablaba, sacó una carpeta y se la alcanzó a su subordinado.
-- Gómez, este es el informe que pedí a la ciudad donde vivía Zeta. Me llegó hoy.
Gómez leyó en la carátula “Roberto Zalaberry “. Adentro, una hoja con datos, fotos, antecedentes, y luego unas fotocopias de una póliza de seguro de vida.
El comisario se quedó solo. La llamada del especialista que había consultado no llegaba. Se acercó a la ventana. Por la calle, pasaba una camioneta. -- Ahí va Dorita, pensó.
Nélida, aprovechando que sus padres que no lo eran no estaban, estaba deleitándose revolviendo sus “tesoros” es decir abriguitos varios, en su escondite secreto. Tanto revolver, aparecieron otros tesoritos que no recordaba bien y se quedó mirándolos: envueltos en un papel de diario manchado, había un bisturí bien afilado, y unos dedos humanos. Se puso a pensar cuándo había ido la última vez al cementerio del pueblo.

3 comentarios:

  1. Osvaldo, el nuevo personaje, Dorita, tal vez aporte algo enigmático a la historia y se desvíe un poco la atención sobre la pobre Nélida. Pero esta última parece que está haciendo cosas que nadie ha descubierto todavía. Esta historia se está cocinando a fuego lento y el resultado final va a estar muy sabroso. Un abrazo

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  2. Osvaldo, le diste muy buen enfoque al cuento en este capítulo. Me resultó ameno.

    Cariños,
    Ali Nuri.

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  3. Bien Osvaldo, van tomando protagonismo personajes nuevos y no tanto como Nélida que reaparece veremos para qué.

    Un bf.

    Iris.

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