Entierro el carnaval,
las máscaras
y serpentinas,
los ecos falsos
de las risas falsas,
los rostros fugitivos
y extraviados
en el delirio enajenado
de anónimas comparsas.
Entierro el carnaval,
la liviandad de las promesas
escritas
en páginas del aire.
Entierro el carnaval
con el brillo barato
de las lentejuelas
y las pinturas estridentes.
Cavo un hoyo con mis manos,
invito con cerveza
al polvo y a la piedra
para que abran un sendero
a mis dedos lastimados.
Quito el barro, y bebo con la
tierra
¡Salud!, le digo, y ella me
sonríe
¡Salud!, me dice entonces
y nos embriagamos juntos,
nos bebemos la noche
y la algarabía.
Nos gana el silencio.
Se adormece el diablo
de la fantasía y el fandango,
se lleva los tambores
y las luces rojas
Entierro el carnaval,
y en esta fiesta
que huele a retirada
y sabe a alcohol
ya no recuerdo,
ya no pienso
—y no me importa—
qué me espera
con el sol de la mañana.
Me gustó mucho tu poesía. Entierras lo superfluo, lo que pasa sin pena ni gloria y ante todo tienes esa certeza de que sentirás el sol brillar a pesar de todo, de otro modo no haría acto de presencia en tus letras.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir.
Besos y cariños Pituti.
Esa desepción, que se va al ritmo de la comparsa... con sus vanidades y sus liviandades. Muy representativa. Un abrazo Rolando.
ResponderEliminarMe gustó esa borrachera con la tierra, hace pensar mucho en los orígenes del carnaval, las antiguas bacanales. ¡Muy lindo, Rolando!
ResponderEliminarAsí es, Monique, el entierro del carnaval, una tradición del noroeste argentino (y seguramente de todo el altiplano andino) -en el cual me inspiré para escribir este poema- representa algo así: quemar el dios pagano de las licencias que durante algunos días modificó las vidas de todos sus fieles.
ResponderEliminarDe la misma manera, en algunos momentos de nuestra existencia decidimos hacer borrón y cuenta nueva, tratando de desprendernos de todo aquello perdió significado, de lo superficial, de lo efímero, de los rostros fugitivos... Y después nos enfrentaremos al sol de la mañana y al misterio de lo que traerán los días.
Muchas gracias y muchos besos para ti.
Muchas gracias, Marcelo.
ResponderEliminarTal cual, detrás de las comparsas van marchando las decepciones entonando retirada, como esas fantásticas murgas uruguayas.
Un abrazo y de nuevo: gracias.
El misterio y los símbolos del carnaval que se remontan a lejanos orígenes y a los recovecos del alma humana, así es, Greis.
ResponderEliminarMuchas gracias. Un beso.