Haces de ti un hombre con lengua monstruosa
divagas casi al estero del mal,
tus garras tienen cuidado de acariciar
tu piel, que partida ya está.
El sudor de tu frente se seca al caer
y cuando cae la tierra se quema,
es que no se trata de pena, el trabajo
lo hace así parecer.
Tratas de compartir cosas con algo
y a veces quedas pegado a la pared,
los soles cambian de estado de ánimo,
la luz parece a ti temer.
Aliento, cuerpo, y prolongado letargo
entre tu "yo pasajero" y el son,
el baile tiene cuidado de danzar
con un hombre que llora en lo amargo.
Y te vas, cayendo de planeta en planeta
la última cuerda se acaba de cortar,
no puedes siquiera suicidarte, porque
el arte, te terminó de matar.
Me resulta muy raro este poema, Adriana. No termino de entenderlo aunque tiene frases que me impactan como "el baile tiene cuidado de danzar con un hombre que llora en lo amargo".
ResponderEliminarSí que te gusta hacerme pensar, Adri, jajjajja. Tu poema es todo un laberinto cuyo recorrido hay que descifrar. Danos una ayudita.
ResponderEliminarLo envuelve un misterio total, casi una abstracción. Muy interesante trabajo, amiga.
Un abrazo.
Pituti (jajaja ok) para Greis también. El título hace la magia, y en esto digo que: el trabajo afanoso de un artista, convierte su talento en un enemigo con la vida, las creaciones y el "arte" que cada uno lleva consigo, también los lleva a enemistarse con el tiempo, entonces sucede que nos apartamos de las otras cosas y sufrimos haciendo de nuestro arte un agijón en la carne. La cosa es que, ¿será necesario el afán...? porque en realidad, cuando no dejamos fluir por naturaleza lo que somos sucede que el arte que profesamos hace daño al mundo, y cuando hace daño al mundo, nos hace daño a nosotros mismos, llegar a construir el "arte de morir" a través de nuestro excesivo trabajo "supuestamente" talentoso, solo hace que todo lo que te rodea te tema.
ResponderEliminarMuchas gracias, Adri. Seguramente tu poema tiene un destinatario muy específico. Hay gente que se apasiona tanto con lo que hace que puede llegar a olvidarse del mundo. Siempre es mejor que eso sea el arte y no la adicción a un trabajo cualquiera. El arte no debería causar daño, pero claro, cada persona lo recibe de una manera muy particular. Hay algo de locura en cada artista y tal vez su empeño no es más que una manera de exorcizar sus propios demonios, una catarsis. Pero no deberíamos temer al artista, suele ser una persona vulnerable como cualquiera, y aún más.
ResponderEliminarUn abrazo transcordillerano.
Sí, es por lo del destinatario...Gracias por tu observación Pituti.
ResponderEliminarSaludos =)
¡Gracias por las aclaraciones, Adriana!
ResponderEliminar'nabrazo!