Es tu vientre
y es mi mano
y es el círculo
la forma
de la perfecta simetría
sin principio
sin fin,
sólo curvas encerradas
que regresan
siempre.
Y mi mano
apenas se desliza
borrando los trazos
del dolor y el miedo.
Tu vientre se conmueve
y reconoce
mis huellas digitales,
las que lleva impresas
bajo la epidermis
en cada rincón
de cada célula,
en su memoria
sin derrotas.
¡Qué bello, Rolando! Me gustan mucho tus poemas :) Gracias por compartirlos
ResponderEliminarUn bellísimo poema. Tu versar se sumerge en el mundo de los sentidos donde las profundidades albergan los más recónditos recuerdos.
ResponderEliminarUn placer leerte!!!
Muchos besos y cariños amigo.
Muchas gracias, Greis. Es muy grato para mí compartir poemas y relatos en este espacio que quiere resurgir con fuerza.
ResponderEliminarUn beso y gracias también por mantenerlo.
Así es Monique, tal cual. La letras surgen solas, desde esas profundidades donde se encontraban guardadas esperando su momento.
ResponderEliminarMuchos besos para ti, gitanilla.