AQUEL CUADRO…
Miré aquel cuadro que me transportaba a mis ideales. Después me detuve
en los sauces llorones que se intuían
entre pinceladas de nostalgia y suspirando afronté el que supuestamente sería
mi destino, estar en constante lucha con los matices que la aurora pintaría en
mi mente, lienzo sin dedicatoria concreta ni manoseada por el tiempo.
Retrocedí cinco pasos buscando la perspectiva quizá perdida por la
cercanía. Respiré profundo para poder contener el canto burbujeante de mi
corazón latente. Una ráfaga de aire agitó mi cabello, en ese mismo instante percibí
su presencia y a continuación su mano se posó sobre mi hombro. Sentí la emoción de lo secreto, la debilidad ante el
efluvio electrizante , unos ojos posándose en mi alma y la necesidad mutua de pasear sin mediar
palabra. No sabía hacia donde me dirigía ni quería saberlo, sólo me limité a
dejar entrar las sensaciones que el contacto de su piel producía en la lírica
de mis sueños.
La noche se fue apoderando del día dejando a la luna como único
testigo. El sonido del río se acrecentó ante la libertad de no ser visto, sus
orillas se difuminaron entre hojas plateadas alborotadas por el viento del sur,
cálido y coqueto. Me desvestí de razones sin sentido y acepté la invitación que la naturaleza dedicaba
a mis instintos.
Prendió el fuego de la pasión delirante de dos cuerpos que se aman con
el arte de explorar el sentir mutuo. Mis pupilas comenzaron a destilar gozo, mi
piel aroma de deseo y mis labios quedaron atrapados en la miel de sus besos. Las
nubes columpiaron las esencias afrodisiacas, las estrellas parpadearon al ritmo del cortejo y entre susurros los
colores del amanecer brillaron en la silueta de un solo cuerpo, el suyo y el
mío unidos frente a la historia de aquel cuadro.
Mónica Somosierra B.
¡Bienvenida, Monique!
ResponderEliminarHas hecho una entrada con todo, niña, jajaja.
Me encantó este relato tan sensual, con aromas de sauces y frescor de hierba mojada por el rocío.
Excelente. Esperemos que ahora comiencen a sumarse los amigos escritores y revitalicemos este espacio.
Un beso y gracias por participar.
¡Bienvenida Mónica! Hermoso texto has posteado, muy bello. Me gustó mucho esta frase: "estar en constante lucha con los matices que la aurora pintaría en mi mente, lienzo sin dedicatoria concreta ni manoseada por el tiempo."
ResponderEliminar¡Felicitaciones!
Muchas Gracias Rolando por tu invitación y tu cariñosa bienvenida.
ResponderEliminarPara mí es un placer encontrarme en este blog donde se respira un ambiente muy cálido.
Muchos besos.
Muchas gracias Greis por tu calurosa bienvenida y tu comentario. Por fin logré con tu paciencia y cariño poder disfrutar de Villa Cimera.
ResponderEliminarMuchos besos amiga.