Nada es completamente cierto, la lógica de la verdad sigue un parámetro difuso, casi complaciente, de la manera más irónica que se puede esperar. No existe lo que los demás dicen que existe, a no ser que tú mismo lo hayas comprobado, necesitas reafirmarlo de algún modo, salir de la existencia de los otros, para dejar de convivir con la "verdad" causante de tus males, de tus dolores, de tus sueños, que a ratos son interrumpidos por la duda.
La duda, no tiene otro límite que ponerte a ti mismo dentro de la periferia de las preguntas existenciales, el problema principal de todo esto, es que, sientes ser parte de la existencia, ¿y si no lo eres? Al menos podrías preguntarte cuán parte te sientes de ti mismo, si es que eres algo, o alguien, o al menos una proyección del ser "canónico" humano.
Nunca te atrevas a llegar a la frontera sin antes haber aclarado tu forma, tu espacio, tus propios límites; busca una huella que puedas seguir, un atajo que te muestre un camino diferente. La soledad, muchas veces te descubre, te devela una no- existencia única que parece reencontrarte a ti mismo. Finalmente, te lleva a co- existir con ella para buscar el "sentido", pero siempre aparece el mismo problema, ¿cuál es realmente ese sentido?
En la vida (el medio de los abismos), TODO resulta probable, el único límite es el SER, (los filósofos siempre hablan de esto, de forma impersonal). El tema es que ese TODO debe ser construido, desde juicios valóricos, desde conceptos, que en realidad son anti- conceptos de vida, porque no te llevan a ninguna parte, más que a contribuir a una sociedad abandonada.
Todo a mi juicio termina abandonándose, tal como nosotros nos abandonamos, nos olvidamos de ser y seguir siendo. La sociedad se deja llevar, se desliga, se posiciona solo en una parte, a la que llamamos "verdad". Por esto, la búsqueda de sentido, no es nada más que una búsqueda vacía, que se encontrará siempre con el "sin sentido" de existir.
Lo único lógico de estas experiencias, es que si estamos seguros de que no encontraremos lo que estamos buscando, de alguna forma nos encontraremos con algo que finalmente nos haga olvidar, apartar, enmarcar, el fin último de ser algo "verdadero". Ninguna persona es completamente verdadera, a no ser que deje de existir. En este plano, la existencia toma un boleto de tren en pleno invierno y termina tirándose entre los rieles, para convertirse en un cadáver congelado y al menos "conservado" para crear una historia. La historia, los rastros, las huellas, los hechos pasados en general, terminan fabricando una verdad posible de un sujeto, pero nada ni nadie podrá decir que aquella persona existió; todo queda a la deriva, el cuerpo es un gesto, una pista más; pero la mente y el corazón se quedan con esa verdad nunca encontrada, se lleva todos esos secretos.
Seguramente, si dejáramos de buscar la verdad afuera, y la buscáramos dentro de nosotros, un secreto -al menos- sería revelado. Todo lo que parece probable, en realidad lo es, pero las probabilidades que elegimos quizá sean las incorrectas, -aunque no sé hasta qué punto exista lo correcto-. Solo existe una forma: apartarse de esas posibles verdades. Lo posible también se construye, lo cual implica que lo certero es un concepto antónimo a la verdad. Por lo tanto, cuando buscamos "el sentido", estamos lejos de encontrarlo realmente, a no ser que manejemos los códigos de la "rebelión", es decir, de derribar todo lo que esté en nuestro camino, aquello que nos impide ver las otras cosas posibles, aquellas que nos hacen elegir el abandono y la derrota. Entonces, la única verdad que debemos buscar es la que ya está dicha, lo que somos, lo que queremos ser, lo que pretendemos entregar. Se trata de una verdad que no se puede ignorar, porque sería negarse a uno mismo.