AUNQUE HAYA
AGUA
Jorge
Umberto Malpeli
La mañana
estaba fresca. Ya no llovía pero ahora se sentía el viento frío del sur.
¡Adela!
-gritó Rocío, al mismo tiempo que
sostenía en su mano, el mate recién cebado. Al escuchar la respuesta de su
hermana continuó -anoche me levanté a las cuatro y al mirar por la ventana, lo
vi. Allí estaba de nuevo.
¡Ay, Rocío,
Rocío! ¿Se puede saber a qué mierda te levantás a las cuatro? -preguntó Adela.
-Me parece
que el Rozerem no me hace nada, voy a tener que cambiar de píldoras -reflexionó
Rocío en voz alta -y si no duermo bien, ando todo el día hecha una boluda. Pero
eso no es lo que quería contarte, si no que lo descubrí otra vez, al pobre
infeliz esperando en la vereda, frente al cabaret, por la calle Tres Sargentos.
¿Y qué
tiene de especial? -cuestionó Adela, y agregó – desde que falleció tu marido y
viniste a vivir conmigo, lo hemos visto varias veces, muy de madrugada, adosado
a esa pared.
-Lo que
tiene de especial, es que anoche llovía a cántaros sobre Buenos Aires -replicó
Rocío. Vi como corría el agua por la Tres Sargentos arrastrando todo a su paso,
hacia el bajo y casi se lo lleva a él también. ¿Te acordás que siempre estaba
fumando? ¡Ja! anoche la lluvia le
prohibió el cigarrillo! Te aseguro que de lejos, lo encuentro parecido al
finadito. Lo distinto es que mi marido usaba sombrero y hubiera podido fumar
bajo la lluvia ¿No te parece?.
-Dejate de
joder. Roci, si él jamás te esperó de madrugada y menos bajo la lluvia -apuntó
Adela.
-Eso es
cierto -admitió Rocío. Y yo tampoco “laburaba” en algún “pirigundin” cuando me
conoció. Y quedó abstraída, recordando, quizás, lo joven que era en aquel
tiempo, cuando entró a trabajar en el consultorio.
¡Pero que
“metedura” tiene con la mina esa! ¿Te acordás cuando la vimos la primera vez?
-preguntó Adela.
-“Sola,
fané y descangayada, la vi esta madrugada salir de un cabaret”, como dice el
tango, tal cual. ...¿Vos viste el auto importado del que se la levantó? Antes
de subir, le tiró dos besos al pobre tipo, uno para cada mejilla, al modo de
Sabina.
-“Fiera
venganza la del tiempo, que te hace ver deshecho, lo que uno amó” ¡Cómo me
gusta ese tango! y afirmó -todavía algo tendrá, que le gusta tanto a los
señores....
Qué querés
que te diga, a mí ese hombre, me da pena. Ni siquiera lo conozco, ni he visto
su sonrisa, pero esta noche no tomo la pastilla y mañana, aunque haya agua en
la calle -dijo Rocío -te juro que bajo y me lo levanto.
Esta Noche Me Emborracho.
Tango – 1928
Enrique Santos Cadícamo._________________
Tango – 1928
Enrique Santos Cadícamo._________________
Que texto tan entretenido, que buena dicción. Muy bueno Jorge. De matungos y bataclanas.
ResponderEliminarMuy buen relato, Jorge. Me tomè el atrevimiento de reacomodar el texto para que no quedara ese margen blanco a la derecha. Si tu intenciòn era que quedara, enviámelo de nuevo por mail y lo vuelvo a poner como estaba.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Greis: Gracias por leerme y comentar. La noche en la gran ciudad tiene misterios; amores escondidos, encuentros clandestinos... A veces se abre una ventanita y espiamos por ella. A lo mejor el amor del hombre era sincero y no el de la "jermu" del cabaret ¿La viuda lo salvará?? Gracias por mejorar el texto. Nadie mejor que vos para hacerlo. Gracias. Besos Jorge
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