jueves, 27 de septiembre de 2012

AUNQUE HAYA AGUA



AUNQUE HAYA AGUA
Jorge Umberto Malpeli


La mañana estaba fresca. Ya no llovía pero ahora se sentía el viento  frío del sur.
¡Adela! -gritó Rocío,  al mismo tiempo que sostenía en su mano, el mate recién cebado. Al escuchar la respuesta de su hermana continuó -anoche me levanté a las cuatro y al mirar por la ventana, lo vi. Allí estaba de nuevo.
¡Ay, Rocío, Rocío! ¿Se puede saber a qué mierda te levantás a las cuatro? -preguntó Adela.
-Me parece que el Rozerem no me hace nada, voy a tener que cambiar de píldoras -reflexionó Rocío en voz alta -y si no duermo bien, ando todo el día hecha una boluda. Pero eso no es lo que quería contarte, si no que lo descubrí otra vez, al pobre infeliz esperando en la vereda, frente al cabaret, por la calle Tres Sargentos.
 
¿Y qué tiene de especial? -cuestionó Adela, y agregó – desde que falleció tu marido y viniste a vivir conmigo, lo hemos visto varias veces, muy de madrugada, adosado a esa pared.
 
-Lo que tiene de especial, es que anoche llovía a cántaros sobre Buenos Aires -replicó Rocío. Vi como corría el agua por la Tres Sargentos arrastrando todo a su paso, hacia el bajo y casi se lo lleva a él también. ¿Te acordás que siempre estaba fumando? ¡Ja!  anoche la lluvia le prohibió el cigarrillo! Te aseguro que de lejos, lo encuentro parecido al finadito. Lo distinto es que mi marido usaba sombrero y hubiera podido fumar bajo la lluvia ¿No te parece?.

-Dejate de joder. Roci, si él jamás te esperó de madrugada y menos bajo la lluvia -apuntó Adela.
-Eso es cierto -admitió Rocío. Y yo tampoco “laburaba” en algún “pirigundin” cuando me conoció. Y quedó abstraída, recordando, quizás, lo joven que era en aquel tiempo, cuando entró a trabajar en el consultorio.
 
¡Pero que “metedura” tiene con la mina esa! ¿Te acordás cuando la vimos la primera vez? -preguntó Adela.
-“Sola, fané y descangayada, la vi esta madrugada salir de un cabaret”, como dice el tango, tal cual. ...¿Vos viste el auto importado del que se la levantó? Antes de subir, le tiró dos besos al pobre tipo, uno para cada mejilla, al modo de Sabina.

-“Fiera venganza la del tiempo, que te hace ver deshecho, lo que uno amó” ¡Cómo me gusta ese tango! y afirmó -todavía algo tendrá, que le gusta tanto a los señores....
 
Qué querés que te diga, a mí ese hombre, me da pena. Ni siquiera lo conozco, ni he visto su sonrisa, pero esta noche no tomo la pastilla y mañana, aunque haya agua en la calle -dijo Rocío -te juro que bajo y me lo levanto.

 


Esta Noche Me Emborracho.
Tango – 1928
Enrique Santos Cadícamo.
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3 comentarios:

  1. Que texto tan entretenido, que buena dicción. Muy bueno Jorge. De matungos y bataclanas.

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  2. Muy buen relato, Jorge. Me tomè el atrevimiento de reacomodar el texto para que no quedara ese margen blanco a la derecha. Si tu intenciòn era que quedara, enviámelo de nuevo por mail y lo vuelvo a poner como estaba.
    Un abrazo!

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    1. Hola Greis: Gracias por leerme y comentar. La noche en la gran ciudad tiene misterios; amores escondidos, encuentros clandestinos... A veces se abre una ventanita y espiamos por ella. A lo mejor el amor del hombre era sincero y no el de la "jermu" del cabaret ¿La viuda lo salvará?? Gracias por mejorar el texto. Nadie mejor que vos para hacerlo. Gracias. Besos Jorge

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