En las afueras del pueblo había un árbol
con los vagos trazos de lo que parecía un corazón con dos nombres borrosos.
Cuando Olga olvidó a Pedro el árbol amarilleó. Cuando Pedro olvidó a Olga el
árbol se secó.
Cuando
ambos fueron olvidados un rayo lo incendió y sus cenizas abonaron la tierra
donde ahora crece una hierba con pequeñas flores de cinco pétalos azules.
¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH! ¡Qué bonita leyenda! Preciosa, Rolando. Gracias por compartirla.
ResponderEliminarMuchas gracias, Greis. Como una vez oí en un programa cómico: una antigua leyenda que acabo de inventar, jajjajaja. Que quede entre nosotros, shhhhhhhhhhhhhhh.
ResponderEliminarUn abrazo.
qué lindo!! :) Gracias Pituti...
ResponderEliminarGracias a ti, Adri.
ResponderEliminarUn abrazote. Ya iré a visitar de nuevo tu blog.