Me perdí en la calle de tanto mirar los letreros,
abandonado aquí bajo la ciudad alarmista de los asuntos.
-Vivo caminando-.
La noche viene llegando y los semáforos se asoman,
libremente le dan paso a mi melancolía.
-Vivo a pasos-.
La luna pareciera vigilarme sigilosa, como envidiando
mi poca facultad para alegrarme.
-Vivo anochecido-.
El rocío moja mi cara involuntariamente, castigándome,
y tengo que retirarme del aire libre.
-Vivo aún-
No siento mis pasos, ni hambre, ni frío. Nada
en mi cuerpo parece quejarse.
-Mal nacido-
La media noche llega nuevamente, siguen velas
encendidas en la bruma.
-Oscurecido-
El agónico llanto de una mujer delgada
logré reconocer tras leer mi nombre, allí...
-Fallecido-.
¡MENCANTÓ Adriana! Te felicito, es hermoso el poema... y fuerte.
ResponderEliminarTu poema parece resumir la parábola entera de una vida. Me gusta mucho el formato que le has dado, además. Un salto hacia adelante en la composición poética, Adri. Una muestra más de tu talento.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga. Vas abriendo nuevas rutas.
Gracias!!
ResponderEliminarAprovecho de mandar mis saludos y agradecimientos generales por este espacio, que me gusta mucho porque puedo leer cosas nuevas y maravillarme con diversas interpretaciones.
Un abrazo!! =)