Memoria de la Madre
que surgió de las estrellas
en un tiempo de medidas
imposibles,
recién nacido
el Hombre,
de una célula marina se
levanta
y es tierra que se yergue
apenas un instante
para volver
a sí mismo,
a su naturaleza polvorienta.
los colores, el agua, el
aire y el paisaje
le da el soplo vital, lo
alimenta
y es su esencia.
El Hombre escribe una
historia
paso a paso
abriendo huellas en su
vientre,
sagrado vientre original
que también hiere
con espadas impiadosas
y suicidas.
Madre Tierra,
antigua Pachamama de los
pueblos
dadora del maíz y de la
lluvia,
dueña de la música del
viento
que esculpe las quebradas,
cuando me envuelva la hora
del retorno
viste de alas mi espíritu,
te pido,
para alcanzar al fin altura,
entenderme con las nubes,
con las golondrinas y los cóndores,
adormecerme después
en una gota azul de
ventisquero,
para bajar sin prisa
por el camino mineral
desde el silencio de las
cumbres
hasta las fuentes
donde apagan su sed los caminantes
mientras aguardas,
paciente, su regreso.
1° de agosto: Día de la Pachamama
Qué hermoso, Rolando!
ResponderEliminarEstoy con acceso restringido a internet en la oficina y por eso ando medio borrada :(
Que distinguidas aparecen las palabras cuando acompaña la canción, la música. Un complemento que enriquece el sonido y la voz interior del poeta. Muy bello, realmente, Poema que nace y fluye, natural y espontaneo, como soplo de vida... Un abrazo.
ResponderEliminarGreis, Marcelo: muchas gracias, amigos.
ResponderEliminarLes cuento una pequeña anécdota: llegó a mis manos casi por accidente una foto con mis compañeros de promoción del colegio secundario. Al verla pensé en la frase de este poema en la que digo que el Hombre se levanta apenas un instante para luego regresar a su naturaleza polvorienta. Parece increíble que todos estos años se hayan volatilizado, pero así son las cosas...
Un abrazo a cada uno.
No dejo de sorprenderme ante este poema. Describe de manera magistral vida, cosmos, destino y nada. En eso consiste amigo. Esta todo, y no tiene desperdicio. Muy sabio y vivencial.
ResponderEliminarCuando digo nada, me refiero al final, al sentido implícito que tiene el polvo (nosotros) y la tierra (nuestra generadora y nuestra receptora final). Naturaleza polvorienta ...se entiende. Todo el pasado ya se reduce, mientras estamos vivos, a un poco de cerebro, que ha sido estimulado y guarda codificado nuestra vivencia. Nada quedará, solo memoria, en aquellos que nos sobreviven.
ResponderEliminarSomos, tal cual lo dice la ciencia, polvo de estrellas. Estamos compuestos por los mismos elementos químicos. La vida es un misterio y no somos más que eso: povo que se levanta un instante para volver a sí mismo, es decir al polvo del cual estamos constituídos. Solo que a veces lo olvidamos...
ResponderEliminarMuchas gracias por estos aportes, Marcelo.
Un abrazo.