jueves, 15 de noviembre de 2012

¿Tuviste un mal día? Pensá en Beatriz



¿Tuviste un mal día? Pensá en Beatriz


Beatriz es una mujer que dormía en el portal de la Catedral que da sobre la calle San Martín. De edad indefinida y enormes ojos claros, tiene una conversación agradable y sorprende por su higiene y su limpieza para ser una persona que vive en la calle. Cuenta de sus problemas en la oficina, de que tiene chicos a los que les prepara el desayuno y la merienda y a los que tiene que mandar a la escuela, de que guarda la comida en la heladera de su mamá, de sus hijos a los que mató la policía y que ella mandó a clonar por cien mil dólares...
Desde el año pasado le llevé comida cuando pude, especialmente chocolate caliente en las noches de invierno y algo para comer los fines de semana, cuando no hay oficinistas y conseguir alimento se le dificulta. Me dijeron que hace años que vive allí.
La gente de la Catedral le dejaba guardar sus cosas (dos paquetones de un metro y medio llenos de ropa y otras pertenencias) "adentro" (nunca supe exactamente dónde) y ella sacaba cada noche el que necesitara para dormir, según la estación o el clima. A la mañana cuando abren el portal ella volvía a empaquetar todo y guardar sus cosas otra vez hasta las seis de la tarde.

Eso fue hasta el jueves 8 de noviembre.

El sábado 10 era la "Noche de los Museos" y alguien decidió que las escasas pertenencias de Beatriz afeaban la vista de los visitantes... y sacó todo a la calle. Alguien que quizás nunca habló con ella. Alguien que a lo mejor no pensó que esos bultos feos eran la vida de un ser humano. Alguien sin mayores problemas en la vida que mejorar el paisaje.

Para una persona en tan delicado equilibrio mental, ver todas sus paquetes en el portal fue un shock. Beatriz se fue y dejó todo allí.
Sin saber nada, el viernes pasé a darle su vianda. Como no la encontré, luego de esperarla unos minutos le dejé la bolsita encima de sus cosas y me fui. El lunes volví a pasar a ver si la había encontrado, y vi todos los paquetes deshechos, toda la ropa revuelta y todos los tesoros de Beatriz (papeles, folletos, los dibujos que ella hacía) desparramados por la vereda. Durante el fin de semana, viendo que nadie se acercaba, "alguien" o "alguienes" saqueó a lo bestia las cosas de esta pobre mujer.
Beatriz sigue sin aparecer y cuando vuelva, si vuelve, verá que se quedó sin nada. NADA. No tiene ropa, no tiene donde vivir, no tiene comida, no tiene sus cosas de higiene ni sus "tesoros". No sabemos nada de ella.

Hoy, si creés que tuviste un mal día, acordate de Beatriz.

PD: Esta historia es real. La foto no. Tengo una foto de Beatriz pero no me gusta ponerla en internet sin su autorización. La señora de la foto se le parece un poco.

5 comentarios:

  1. Greis, las historias reales siempre nos dejan una enseñanza, lamentablemente es más triste de que sea de esta manera...viendo el sufrimiento de otros...Pero es verdad, lo que tu dices, nosotros nos ahogamos en un vaso de agua, sabiendo que hay personas que necesitan mucha ayuda...Gracias por darnos un momento para reflexinar sobre nosotros mismos.

    Un gran saludo!

    ResponderEliminar
  2. Sentí una gran impotencia cuando vi todas las pertenencias de Beatriz así revueltas y expuestas y tuve que escribir algo. Además, me pareció que un poco de perspectiva no nos iba a venir mal a ninguno. Hoy paso por el portal otra vez, veré qué novedades hay.

    ResponderEliminar
  3. Siempre es un excelente ejercicio mirar más allá de ese "centro del universo" que es uno mismo. Es difícil (sino imposible)imaginar la realidad que viven las personas sin techo, esa supervivencia diaria de la elemental búsqueda de comida sin casi ninguna otra razón... Yo lo veo todos los días, muy cerca de aquí.
    Doloroso... y cotidiano.
    Gracias, Greis.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. La otra vez vi a un compañero que le celebró el cumpleaños a una mujer como Beatriz, así en plena calle. Una cosa sencilla: un donut con una velita, unos globos de colores, el "feliz cumpleaños". Y ver como esa señora se emocionaba, le brillaban los ojos, reía como una niña ante tal gesto, me conmovió profundamente. Solo dejame decirte que gestos como ese, como el tuyo ayudando a las personas que viven en la calle, me hacen creer todavía que la humanidad es viable, contraviniendo a este sistema que relega a algunos a la invisibilidad y al marginamiento. Gracias por ello, es admirable, y por su puesto que no tengo ningún derecho a tener un "mal día" teniendo el privilegio de tener un techo sobre mi cabeza y comida que llevarme a la boca.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  5. ¡NAAAAAAAA! Yo le estoy profundamente agradecida a Beatriz que me haya permitido ayudarla en este tiempo que compartimos, lamento que ella no haya vuelto a su portal, le perdí el contacto y sigo preocupada por ella. UN gesto de cariño puede derribar años de insensibilidad e iluminarnos el corazón, al que da y al que recibe. El amor es una de las pocas cosas que cuanto más se da, más se tiene.

    ResponderEliminar