Belgrano fue un gran héroe.
Sin superpoderes como Superman, sin superfortuna como Batman o Ironman, sin siquiera tener estudios militares como San Martin, se subiò al caballo y se puso al frente de un ejército para liberar a su Patria.
Se cargó al hombro la tarea de combatir a un ejército profesional como el español, una de las grandes potencias de su época. Pasó frío y hambre. Sufrió derrotas y vio morir a su gente.
Y sin embargo, siguió adelante y nos dio el regalo más maravilloso que una Nación recién nacida puede recibir: una bandera que la envuelva y abrigue bajo los mismos colores a todos los que la habitan.
¡SALVE BELGRANO! ¡SALVE ARGENTINA!