Amo a mi país.
Lo amo con todo mi corazón, a pesar de que está lleno de
cosas que no me agradan o que no apruebo.
Lo amo porque las cenizas de mis antepasados alimentan los
árboles que me dan sombra, porque en cada hoja veo el rostro de mi padre y en cada
flor, la sonrisa de mi madre.
Lo amo porque aquí están mis afectos, los que alimentan mi
corazón cada día.
Aquí está la música que me acunó cuando era bebé y la que me
acompañó en mi paso de la niñez a la adolescencia. Aquí está mi casa, mi
familia, mis amigos.
Aquí.
Por eso me duele cuando alguien habla mal de "este
país"... no es "este" país, es nuestro país, el de todos. El que tenemos que
seguir construyendo cada día, el que tenemos que ayudar a salir del pozo, el que podemos sacar adelante si nos ponemos de acuerdo.
Y el que no podremos levantar si no lo amamos.
En las fechas patrias, usá escarapela. Cantá el himno,
aunque sea en tu casa. Poné una bandera en tu ventana.
Recuperemos el orgullo de ser argentinos.
Ya estamos en junio, pero ese amor por la patria no se limitará a las fechas significativas. Aquellos hombres nos mostraron el camino en tiempos muy difíciles, cuando todo estaba por hacerse. Aun estamos en construcción, y "este país" no tiene la culpa de que muchos de los que llegan al poder se olvidan de que están a nuestro servicio, al servicio -justamente- de la patria.
ResponderEliminarMuchas gracias por este texto tan sentido y significativo.
Un abrazo, Greis. Y ¡Viva la Patria!